Soy profesora de Español, doctora en Educación, currículo y enseñanza y Coach/mentora profesional de International Federal Coaching. Optimista por naturaleza y convencida de que los valores son la clave para una mejor educación.
Ser maestro es una de las profesiones más nobles que existen. Es una gran responsabilidad porque tienes en tus manos la facultad de formar positivamente a tus estudiantes. La profesión se elige por vocación porque no hay manera de que sea efectiva si no se siente o se anhela impartir la enseñanza. Si hubiese un propósito diferente, se desvirtúa la razón de ser maestro.
Para el maestro es imprescindible conocer a sus estudiantes, visualizarlos como seres únicos respetando sus diferencias y virtudes. Ver en cada uno, el gran potencial que poseen, validarlos acorde con sus fortalezas y los logros que van obteniendo durante la experiencia educativa.
Algo particular de ser maestro es que los años de experiencia te van revelando que cuanto más enseñas a tus estudiantes, más aprendes de ellos. Esto surge cuando concientemente te enfocas en descubrir sus valores, a respetarlos como seres individuales pensantes y a validar su potencial para aprender, descubrir y crear. También aprendemos de ellos cuando representan desafíos de aprendizaje, conducta, situaciones sociales de su entorno que no permiten el desarrollo pleno de la educación. Es aquí cuando se separa la teoría de la práctica y la realidad que los rodea.
Aprendes de ellos, que las teorías, estrategias y métodos educativos son una buena base para la enseñanza, pero estos deben ser adaptados al entorno real y la necesidad del estudiante. Que el maestro no solamente llega a la sala de clases a enseñar el contenido de la materia, sino que además aporta al desarrollo moral del estudiante a través del modelaje positivo y el ejemplo.
Se aprende que el estudiante también reconoce tus fortalezas y debilidades como maestro y que se percata del esfuerzo que hace para compartir el conocimiento en la sala de clases. Al estudiante le gusta el maestro preparado con una diversidad de actividades, bien documentado en el contenido y que demuestra dominio y disfrute de lo que enseña. Conocer al estudiante es un desafío constante para el maestro, porque lo lanza a la investigación y a la educación continua. Es imperante estar bien preparado y al día para lidiar con el acceso que tienen hoy día los estudiantes a la información y al conocimiento.
No hay duda que ser maestro es siempre una ganancia. Es un privilegio poder compartir conocimientos, vivencias, experiencias y valores con los estudiantes. Es un privilegio aprender de ellos y saber que nunca dejarás de hacerlo porque mientras más enseñas, más aprendes.
La educación es el camino hacia la igualdad entre las personas
La educación es la mejor fórmula para redistribuir la riqueza. La educación permite crecer a las personas. Y la educación también es el camino a la igualdad de género.
Esta semana hemos celebrado el día de la mujer trabajadora. Un día marcado todavía por la existencia de diferencias de salario entre hombres y mujeres, diferencias en el trabajo en el hogar y discriminación todavía en muchos ámbitos.
IGUALDAD
¿Dónde estamos en pleno siglo XXI?
El 49,6% de la población mundial son mujeres, según los datos de Naciones Unidas. Sin embargo, la presencia de las mujeres en puestos de responsabilidad en el mundo político y empresarial es muy distinta a este porcentaje. De los 195 jefes de Estado que existen, solo 17 son mujeres. Las mujeres ocupan tan solo el 20% de los escaños parlamentarios de todo el mundo. Y en el mundo empresarial, los datos sobre el número de mujeres en puestos directivos son aún peores –la lista Fortune 500 muestra solo 22 CEO’s mujeres, una tasa del 4,4% de los puestos de liderazgo en el mundo empresarial–. La desigualdad existe también en la retribución salarial. En Europa, las mujeres perciben de media un 16% menos que sus colegas masculinos.
Si creíamos que llegaríamos a alcanzar la igualdad en el siglo XXI… de momento, no lo hemos conseguido.
Los avances en materia de igualdad son tan débiles que, si se mantiene la misma velocidad, necesitaremos 170 años para conseguir un mundo en igualdad. Son los resultados que ofrece el informe Global Gender Gan Report 2016 del Foro Económico Mundial, a partir del análisis de cuatro factores determinantes: laeducación, la salud, las oportunidades económicas y el poder político.
El FMI ha emitido también un informe en el que pide mayor incorporación del talento femenino a la economía europea, especialmente en puestos de dirección. Informes como Women in Business, muestran que en las empresas europeas medianas y grandes existe un 24% de directivas. Queda todavía camino por recorrer.
Es evidente, pues, que es necesario acelerar la velocidad de las medidas a adoptar para frenar esta desigualdad y ser conscientes de qué medidas son efectivas para conseguirlo y, aquí hay trabajo para tod@s: toda la sociedad debe contribuir en mejorar este tema y las propias mujeres debemos también empezar a romper estereotipos y actitudes que nos frenan.
Resulta complicado encontrar textos que traten sobre trabajo y liderazgo femenino, una prueba más de que es un tema que nos preocupa poco. Y no debería. Tod@s tenemos mucho que aportar: hombres y mujeres. Así lo expone Sheryl Sandberg en su libro «Lean In. Women, work and the will to lead». Una de las mujeres que ha conseguido llegar a lo más alto, considerada como una de las personas más influyentes de mundo, reflexiona sobre mujeres, trabajo y la voluntad de liderar, para romper con tópicos como el de la mujer trabajadora de éxito que se identifica con «una persona tan consumida por su carrera profesional que carece de vida personal». Este tipo de estereotipos daña seriamente la ambición de las mujeres… y la realidad nos demuestra que no son ciertos.
LIDERAZGO FEMENINO
¿Por qué no emerge?
Sheryl Sandberg, entre reuniones, consejos y viajes, ha vivido las mismas experiencias que cualquier mujer. Y empieza el libro, con una introducción en clave personal, recordando el embarazo de su primer hijo:
Mi embarazo no fue fácil. Sufrí las típicas náuseas matutinas que suelen producirse durante el primer trimestre todos los días durante nueve largos meses. Engordé casi 32 kg y los pies se me hincharon tanto que tenía que llevar zapatos dos tallas más grandes de la que utilizo normalmente. Además, se convirtieron en dos cosas de extraña forma que solo era capaz de ver cuando los colocaba en alto sobre la mesita de centro. Un ingeniero de Google especialmente sensible anunció que el «Proyecto Ballena» había recibido ese nombre en mi honor.
Un día, tras una dura mañana que pasé contemplando el fondo del inodoro, tuve que apresurarme para asistir a una importante reunión con un cliente. Google estaba creciendo a un ritmo tan acelerado que encontrar aparcamiento se había convertido en un problema constante y el único sitio que encontré estaba bastante alejado. Corrí a toda velocidad por el aparcamiento, lo que en realidad significa que me tambaleaba un poquito más deprisa de lo que me permitía mi absurdamente lento reptar de embarazada. Esto solo consiguió empeorar mis náuseas, de tal modo que llegué a la reunión rezando para que lo único que saliera de mi boca fuera un discurso de ventas…
A cualquier mujer profesional que haya sido madre le resulta inevitable sentirse identificada con este tipo de situaciones. Situaciones de desconcierto sobre cómo actuar en un mundo eminentemente masculino, ellos no han pasado ni pasarán por este tipo de problemas… Cuando te sucede algo así, siempre buscas referentes y resulta complicado encontrarlas. Por ello, cuando alguien como Sandberg escribe sobre la necesidad de potenciar el liderazgo femenino, resulta especialmente interesante y atractivo.
El libro (publicado en 2015) no ha estado exento de críticas y algunos de los consejos de la autora han resultado controvertidos (de forma sorprendente para mí) como, por ejemplo, el hecho de que Sandberg anime a las mujeres a mantenerse con las manos en las caderas y erguidas «como Wonder Woman», que recomiende utilizar la primera persona del plural «nosotros» en lugar de «yo» cuando se refieran a la empresa en la que trabajan o que recomiende sonreír durante una negociación en el entorno laboral.
En su libro, Sandberg propone trabajar en una serie de aspectos para conseguir que emerja un auténtico liderazgo femenino:
AMBICIÓN
Falta de ambición por el liderazgo
En general, existe en las mujeres una falta de ambición por el liderazgo. Se trata de un aspecto sobre el que es enormemente poderoso el contexto cultural. Desde el nacimiento, los niños y las niñas son tratados de forma distinta. Diferentes estudios han demostrado que ambos padres tienden a hablar más con las niñas que con los niños cuando son bebés y viendo como los niños juegan solos. Las diferencias se observan a simple vista si nos fijamos en los mensajes de la ropa para bebés (“listo como papá”, “guapa como mamá”).
El contexto cultural determina una serie de estereotipos que se inculcan desde la infancia, cuyo mayor peligro es que se acaben convirtiendo en profecías que llevan implícito su propio cumplimiento. La mayoría de puestos de liderazgo están ocupados por hombres porque las mujeres no esperan conseguirlos.
ESTEREOTIPOS
Sentimiento de fraude
Muchas mujeres confiesan sentir una sensación de ser un fraude cuando se las alaba por sus logros. Tienen la sensación de no merecer el reconocimiento . Este fenómeno, que sucede con frecuencia en personas perfectamente capacitadas que viven asaltadas por la duda es un síntoma de un problema mucho mayor: la subestimación. Las mujeres acostumbran a juzgarse más duramente que los hombres y suelen infravalorar su trabajo. Este es un fenómeno bastante generalizado, contra el que debe actuarse desde fuera (animando, promoviendo y apoyando a más mujeres) y también desde las propias mujeres, que debemos esforzarnos por valorar adecuadamente nuestro trabajo y nuestros logros.
Éxito y simpatía
Sandberg nos hace notar como los hombres con éxito suelen parecer más simpáticos a la gente, mientras que en el caso de las mujeres sucede lo contrario. Cuando una mujer tiene éxito, despierta simpatías en mucho menor medida en ambos sexos. Está comprobando que valoramos a las personas en función de estereotipos. Los estereotipos sobre los hombres nos muestran a personajes con iniciativa, decididos e impulsivos. El estereotipo de mujeres indica que son sensibles y con espíritu comunitario. Cuando una mujer actúa de modo decidido y enérgico, la gente suele sentir poca simpatía hacia ella. Como respuesta a esta reacción negativa, las mujeres tienden a moderar sus objetivos profesionales.
De algún modo, es como si renunciaran al éxito profesional para «caer bien» a los demás.
No te vayas antes de irte
Desde edades muy tempranas, se envía el sutil mensaje a las mujeres que deberán elegir entre su vida profesional y una vida personal plena. O éxito en el trabajo o ser buenas madres. En encuestas realizadas a mujeres universitarias, cuando se les pide que elijan entre familia y carrera profesional, ellas tienden a elegir la familia en una proporción doble a la de sus compañeros masculinos.
Sobre este tema, planificar con demasiada antelación puede cerrar puertas antes de hora. Las mujeres van tomando una serie de pequeñas decisiones a lo largo de su vida profesional con las que se autolimitan. Sheryl Sandberg lo define como que las mujeres «se van antes de irse».
Un auténtico compañero
En los últimos años, las mujeres han conseguido mayores avances en el terreno profesional que en el doméstico. La igualdad dentro de los hogares está lejos de conseguirse. Del mismo modo que las mujeres deben adquirir más poder en el trabajo, los hombres deben adquirir más poder en el hogar. No se trata de que las mujeres «deleguen» parte del trabajo doméstico en ellos, sino que ambas partes «compartan» ese trabajo.
Este punto es determinante:
la decisión más importante que una mujer toma
respecto a su carrera profesional
es si va a tener pareja
y quién va a ser esa pareja
La esfera personal y la profesional están íntimamente relacionadas, no somos una mujer en casa y otra en el trabajo: somos la misma persona. Muchas de las mujeres en puestos de responsabilidad están casadas y tienen hijos. Como han demostrado diversos estudios académicos, el aspecto más decisivo en la carrera profesional de una mujer no es el hecho de tener hijos o no, sino su pareja y la actitud hacia su trabajo.
Miedo a hablar de la discriminación
Es difícil que las mujeres aborden abiertamente el tema de la discriminación laboral. Para poder mejorar, es necesario hablar de ello y buscar soluciones. Las mujeres, en muchos casos, temen que abordar el tema parecerán poco profesionales. Impedir el diálogo es una derrota personal que impide avanzar.
Trabajar juntos hacia la igualdad
Solo lograremos la auténtica igualdad cuando más mujeres ocupen puestos destacados en gobiernos y empresas. Durante décadas se ha buscado apoyar la conciliación laboral y personal de la mujer, pero debemos preguntarnos si al hacer eso no estamos desanimando a las mujeres a aspirar al liderazgo. Para Sandberg:
«Hasta que las mujeres no trabajen con empresarios y compañeros que las apoyen y no convivan con parejas que compartan las responsabilidades familiares, no tendrán una verdadera posibilidad de elegir».
Es necesario que los hombres ofrezcan su apoyo a las mujeres, pero también es preciso que las propias mujeres se respalden. No podemos olvidar que a menudo las mujeres interiorizan actitudes culturales sexistas que después repiten. Es necesario trabajar junt@s hacia la igualdad. Todos tenemos prejuicios, tanto si lo admitimos como si no, y creer que somos absolutamente objetivos puede empeorar el problema, creando lo que los investigadores académicos han denominado un «ángulo ciego de la discriminación», un ángulo en el que las personas están tan absolutamente seguras de su propia objetividad que les impide corregir esos prejuicios.
Siete puntos en los que trabajar para conseguir visibilizar y poner en valor el talento femenino, a través de eliminar estereotipos y de evitar dar connotaciones negativas a lo que no las tiene. En esta batalla contra los estereotipos, las palabras cobran una especial importancia, tienen una enorme influencia en cómo pensamos, a qué aspiramos y cómo actuamos: es necesario cuidarlas con el debido cariño y dedicarle al lenguaje un tiempo y un esfuerzo. No tiene nada de malo tener ambición ni querer liderar un proyecto… debemos ser más ambiciosas, no solo a la hora de perseguir sueños sino también a la hora de construir sueños más grandes.
TALENTO FEMENINO
El mundo necesita el talento femenino
Hombres y mujeres somos distintos. Y sabes que soy una firme convencida de que las diferencias suman, las mujeres aportan una serie de valores distintos y las organizaciones y el mundo en general necesitan deltalento femenino. La diversidad enriquece y sabemos que el cerebro femenino es diferente del masculino –en el que destacan aspectos como la intuición, la empatía o el trabajo en equipo–. Incorporando talento femenino, gana la sociedad en su conjunto.
Resulta cansino seguir viendo tantas fotos de las altas instancias de cualquier colectivo copadas prácticamente en su totalidad por hombres: poder judicial,poder político, consejos de administración…
Resulta ofensivo que para un mismo puesto de trabajo, una mujer cobre menosque un hombre.
Resulta arcaico que se siga hablando de cómo debe conciliar la mujer… la conciliación es un tema de tod@s, no solo de las mujeres. No le preguntes más a las mujeres cómo hacen para conciliar… pregúntaselo a un hombre, para saber si lo hace, y si no es así, que al menos empiece a pensar en sí debería hacerlo.
De forma natural no va a cambiar nada, hay roles que se perpetúan incluso en las generaciones más jóvenes. El necesario cambio hay que empujarlo, siendo muy conscientes de su necesidad.
Resulta necesario revisar las bases de laculturaexistente, dellenguajey de laeducaciónpara lograr cambios perceptibles.
El bullying del que nadie habla: padres que colonizan la escuela
En la actualidad la realidad del acoso escolar o el bullying se está haciendo cada vez más visible gracias a voces valientes, a miradas que se niegan a adoptar una actitud pasiva y a víctimas de este gran problema social que están comprendiendo que las personas que lo sufren no tienen porqué sentirse avergonzadas o estigmatizadas.
Es difícil combatir el bullying en una estructura socioeconómica que fomenta al alza valores disfuncionales y dañinos; unos valores que por otro lado suelen ser la coartada perfecta de la parte que que acosa.
Solo hace falta dar un repaso a la sección de deportes, espectáculos, programas de televisión, videojuegos o series para entender por qué el problema está instalado y cronificado. Pero hay una señal de alivio y es muy poderosa: por fin estamos hablando de ello.
Las “partes” implicadas: un todo que refleja nuestra sociedad
El acosador es justificadopor ciertas virtudes que se asemejan con el éxito y el carisma; el acosado es estigmatizado y apartado por su peculiaridad o simplemente porque cumple la función de chivo expiatorio que exime a los demás de recibir agresiones.
La parte espectadora, las filas más ocupadas y densas, se niegan a implicarse en un conflicto que no sienten como suyo ya que la sociedad les inculca que eso es poco “rentable”; “pragmático” e incluso contraproducente.
Si queremos que el bullying sea detectado y tratado, no podemos quedarnos en la superficie, como espectadores ni como receptores de denuncias de este tipo de acoso (ni de ninguno). El acoso y el maltrato va mucho más que los golpes o las burlas.
A veces, el acosador es un fiel reflejo de lo que se fomenta en nuestro medio: el rechazo de la excelencia, la anulación de ladiversidad. La exclusión de la originalidad. Se elige un blanco vulnerable, sin privilegios. Además, no solo es el blanco de la ira sino la consecuencia evidente de un fallo de todos para detectarlo a tiempo.
El mercantilismo y el falso concepto de éxito como origen del bullying más actual
El bullying, tal y como lo entendemos ahora, ha sido durante años una cuestión tabú. Ahora es la adhesión a la new-age de la psicología y la pedagogía influenciada por una competitividad salvaje. Se obvia todo lo molesto, se mercantilizan todos los recursos de las escuelas, se echan balones fuera si cierto grupo de niños no se adapta.
No se les habla de otras realidades y se trabaja la empatía, lo que podría prevenir muchos de estos casos de acoso. Esto no es pintar una realidad demasiado oscura, es remarcar que el avance de los recursos no está yendo a la par de grandes avances educativos. A veces esto no solo tiene relación con tener un 10 en los deberes, si tienes un 0 en educación.
Si no queremos acoso, si queremos igualdad y si queremos educación podemos conseguirlo. La condición indispensable para llegar a pintar una realidad cálida y confortable es saber cómo abona el campo para evitar el acoso. No hay una varita mágica para ello, hay que trabajarlo día a día, conjuntamente. Crear conciencia y no indiferencia.
Los padres colonizadores del espacio escolar: un bullying actual del que nadie habla
Tenemos que ser capaces de detectar qué puntos en común siempre existirán en el bullying pero como se pueden camuflar entre nuevas conductas, lo que incluye a padres, profesores y alumnado. En los últimos tiempos, la sobreprotección a la par que la delegación absoluta a los centros escolares de una instrucción que compete a los padres está provocando serios problemas de disciplina en las aulas.
Existe una confusión entre roles y deseos en muchos padres actuales. Por un lado, desean que sus hijas e hijos permanezcan más tiempo realizando actividades fuera de casa. Por otro lado, sin implicarse, pretenden tener una autoridad total sobre todos aquellos profesionales que trabajan con sus hijos.
El problema de la educación actual es que no ha habido una transición progresiva y óptima entre los antiguos modelos educativos, obsoletos y autoritarios, a otros modelos cooperativos y democráticos que no arrebaten autoridad a los profesionales educativos.Podemos ver como se enseñan a los niños varios idiomas no por la riqueza cultural, sino por la riqueza material que un día obtendrán. Cada vez se profundiza menos en materias como filosofía. Se les enseña y se les prepara para ganar, cuando ni tan siquiera saben convivir.
Esto afecta a la educación en general, pero muy en particular al problema del bullying. ¿Cómo pueden denunciar los profesores o psicólogos escolares una situación de abuso cuando sus competencias son cuestionadas de forma sistemática por los padres y luego por los propios alumnos?
Existe una cierta desnaturalización del desarrollo escolar de muchos niños en la actualidad, lo que provoca mayor dificultad para poder detectar casos de bullying .Cada vez más actividades se realizan en el ámbito del espacio del colegio. Celebraciones y cumpleaños que deberían ser una celebración para todos, pero en las que algunos niños empiezan a verse excluidos por decisión de los progenitores de otros alumnos.
Rencillas entre adultos que se proyectan en un espacio común. Otros padres son espectadores pero se niegan a tomar partido. Los profesores no cuentan con colaboradores y datos fiables para cambiar la dinámica de la situación. Los niños y niñas ven reforzadas conductas de exclusión. El bullying de los niños en las aulas fomentado por los padres con sus actitudes.
Muchos adultos empiezan a comportarse como “niños”. Cuestionan a los profesores sitemáticamente, niegan cualquier comportamiento erróneo de sus hijos. Estigmatizan el comportamiento de otros niños, amplifican y airean cualquier rencilla entre dos niños antes que optar por un diálogo. Ese también es un bullying silencioso, del que nadie habla.
No dejemos que el bullying adopte nuevas formas
Detectemos con antelación este nuevo tipo de bullying que no por estar silenciado causa menor malestar. No convirtamos a nuestros hijos en muñecos rotos de nuestras frustraciones, poniéndoles etiquetas que pueden causar en los adultos que tratan con ellos el conocido “Efecto pigmalión“.
Dejemos que cometan errores y aciertos antes de creernos con el derecho de establecer una sentencia sobre su comportamiento y personalidad que condicione a los demás en sus formas de relacionarse entre ellas/os. No nos convirtamos en espectadores nunca, pero sobre todo no fomentemos con nuestro modelo actitudes de acoso en los niños.
Pero existe una alegría: se detectó el “antiguo” bullying y ahora estamos intentando concienciar y erradicar. No dejemos que adopte nuevas formas y se nutra de nuevas raíces.
Deja de decirle a tu hijo: "Date prisa" Como sigo preparando el curso Educar sin estrés hoy quiero compartir contigo un artículo muy interesante de Rachel Macy Stafford, una mamá que se dio cuenta de la necesidad de eliminar el "Date prisa" de su día a día en la relación con su hija. Puedes leerlo aquí:
"Cuando estás viviendo una vida apretada, cada minuto cuenta. Sientes que deberías tachar algo de la lista de cosas pendientes, mirar una pantalla, o salir corriendo hacia el siguiente destino. Y no importa en cuántas partes dividas tu tiempo y atención, no importa cuántas tareas trates de hacer a la vez, nunca hay suficiente tiempo para ponerse al día.
Esa fue mi vida durante dos años frenéticos. Mis pensamientos y acciones estaban controlados por notificaciones electrónicas, melodías para el móvil y agendas repletas. Y aunque cada fibra de mi sargento interior quería llegar a tiempo a todas las actividades de mi programa, yo no.
Verás, hace seis años, fui bendecida con una niña relajada, sin preocupaciones, del tipo de quienes se paran a oler las rosas.
Cuando tenía que estar ya fuera de casa, ella estaba ahí, toda dulzura, tomándose su tiempo para elegir un bolso y una corona con purpurina.
Cuando tenía que estar en algún sitio desde hacía cinco minutos, ella insistía en intentar sentar y ponerle el cinturón de seguridad a su peluche.
Cuando necesitaba pasar rápidamente a comprar un bocadillo en Subway, se paraba a hablar con la señora mayor que se parecía a su abuela.
Cuando tenía 30 minutos para ir a correr, quería que parase la sillita para acariciar a cada perro con el que nos cruzábamos.
Cuando tenía la agenda completa desde las seis de la mañana, me pedía que le dejase cascar y batir los huevos con todo cuidado.
Mi niña despreocupada fue un regalo para mi personalidad de tipo A, orientada al trabajo, pero yo no lo vi. Oh no, cuando tienes una vida apretada, tienes visión de túnel - solo ves el siguiente punto en tu agenda. Y todo lo que no se pueda tachar de la lista es una pérdida de tiempo.
Cada vez que mi hija me desviaba de mi horario, me decía a mí misma: "No tenemos tiempo para esto". Así que las dos palabras que más usaba con mi pequeña amante de la vida eran: "Date prisa".
Empezaba mis frases con esas dos palabras.
Date prisa, vamos a llegar tarde.
Y las terminaba igual.
Nos lo vamos a perder todo si no te das prisa.
Comenzaba el día así.
Date prisa y cómete el desayuno.
Date prisa y vístete.
Terminaba el día de la misma forma.
Date prisa y lávate los dientes.
Date prisa y métete en la cama.
Y aunque las palabras "date prisa" conseguían poco o nada para aumentar la velocidad de mi hija, las pronunciaba igualmente. Tal vez incluso más que las palabras "te quiero".
La verdad duele, pero la verdad cura... y me acerca a la madre que quiero ser.
Entonces, un día trascendental, las cosas cambiaron. Habíamos recogido a mi hija mayor del cole y estábamos saliendo del coche. Como no iba lo suficientemente deprisa para su gusto, mi hija mayor le dijo a su hermana: "Eres muy lenta". Y cuando se cruzó de brazos y dejó escapar un suspiro exasperado, me vi a mí misma - la visión fue desgarradora.
Yo era una matona que empujaba y presionaba y acosaba a una niña pequeña que sólo quería disfrutar de la vida.
Se me abrieron los ojos, vi con claridad el daño que mi existencia apresurada infligía a mis dos hijas.
Aunque me temblaba la voz, miré a los ojos de mi hija pequeña y le dije: "Siento mucho haberte metido prisa. Me encanta que te tomes tu tiempo, y me gustaría ser más como tú".
Mis dos hijas me miraban igualmente sorprendidas por mi dolorosa admisión, pero la cara de mi hija menor tenía un brillo inconfundible de validación y aceptación.
"Prometo ser más paciente a partir de ahora", dije mientras abrazaba a mi pequeña, que sonreía con la promesa de su madre.
Fue bastante fácil desterrar las palabras "date prisa" de mi vocabulario. Lo que no fue tan fácil era conseguir la paciencia necesaria para esperar a mi lenta hija. Para ayudarnos a las dos, empecé a darle un poco más de tiempo para prepararse si teníamos que ir a alguna parte. Y a veces, incluso así, todavía llegábamos tarde. En esos momentos me tranquilizaba pensar que solo llegaría tarde a los sitios unos pocos años, mientras ella fuese pequeña.
Cuando mi hija y yo íbamos a pasear o a la tienda, le dejaba marcar el ritmo. Y cuando se paraba para admirar algo, intentaba quitarme la agenda de la cabeza para simplemente observar lo que hacía. Vi expresiones en su cara que no había visto nunca antes. Estudié los hoyuelos de sus manos y la forma en que sus ojos se arrugan cuando sonríe. Vi cómo otras personas respondían cuando se paraba para hablar con ellos. Observé cómo descubría bichos interesantes y flores bonitas. Era una observadora, y aprendí rápidamente que los observadores del mundo son regalos raros y hermosos. Ahí fue cuando por fin me di cuenta de que era un regalo para mi alma frenética.
Mi promesa de frenar es de hace casi tres años, y al mismo tiempo empezó mi viaje para dejar de lado la distracción diaria y atrapar lo que de verdad importa en la vida. Vivir en un ritmo más lento todavía requiere un esfuerzo extra. Mi hija pequeña es el vivo recuerdo de por qué tengo que seguir intentándolo. De hecho, el otro día, me lo volvió a recordar.
Habíamos salido a dar un paseo en bicicleta durante las vacaciones. Después de comprarle un helado, se sentó en una mesa de picnic para admirar con deleite la torre de hielo que tenía en la mano.
De repente, una mirada de preocupación cruzó su rostro. "¿Tengo que darme prisa, mamá?"
Casi lloro. Tal vez las cicatrices de una vida acelerada no desaparecen por completo, pensé con tristeza.
Mientras mi hija me miraba esperando a saber si podía tomarse su tiempo, supe que tenía una opción. Podía sentarme allí y sufrir pensando en la cantidad de veces que le había metido prisa a mi hija en la vida... o podía celebrar el hecho de que hoy intento hacer algo distinto.
Elegí vivir el hoy.
"No tienes que darte prisa. Tómate tu tiempo", le dije tranquilamente. Su rostro se iluminó al instante y se le relajaron los hombros.
Y así estuvimos hablando de las cosas de las que hablan las niñas de seis años que tocan el ukelele. Incluso hubo momentos en que nos sentamos en silencio simplemente sonriendo la una a la otra y admirando las vistas y sonidos que nos rodeaban.
Pensé que mi hija se iba a comer toda la maldita cosa - pero cuando llegó al último pedazo, me pasó la cuchara con lo que quedaba de helado. "He guardado el último bocado para ti, mamá", me dijo con orgullo.
Mientras el manjar saciaba mi sed, me dí cuenta de que había hecho el negocio de mi vida.
Le di a mi hija un poco de tiempo ... y, a cambio, ella me dio su último sorbo y me recordó que las cosas son más dulces y el amor llega con más facilidad cuando dejas de correr por la vida.
Ya se trate de ...
Tomarse un helado
Coger flores
Ponerse el cinturón de seguridad
Batir huevos
Buscar conchas en la playa
Ver mariquitas y otros bichos
Pasear por la calle
No diré: "No tenemos tiempo para esto". Porque básicamente estaría diciendo: "No tenemos tiempo para vivir".
Hacer una pausa para deleitarse con los placeres simples de la vida es la única manera de vivir de verdad.
(Confía en mí, he aprendido de la mejor experta del mundo.)"
¿Qué te parece?
Muy interesante, ¿verdad?
Haz como Rachel y elige vivir el hoy. Disfruta con calma de cada momento con tus hijos. Es único y especial...
Te ayudaremos a conseguirlo en nuestro curso online Educar sin estrés (que ya te puedo adelantar que tendrá 4 módulos y contenidos muy interesantes: gestionar el tiempos si tienes hijos, educar sin gritos, autocontrol, hablar para que te escuchen, eliminar castigos, normas y límites... y muchas cosas más).
Entre los días 29 de Abril y 1 de Mayo se celebró en Baltimore (EE.UU.), en el campus de Mount Washington de Johns Hopkins University, donde tiene su sede el Center for Talented Youth, el Wallace Research Symposium, probablemente la reunión científica más importante del mundo sobre Gifted Education. No por su tamaño, pero sí por las figuras que suelen asistir.
Precisamente, en uno de estos Simposios conocí en 1995 al profesor Julian C. Stanley, con quien mantuve desde entonces, y hasta su fallecimiento en el verano de 2005, una estrecha relación profesional, de la que siempre me sentiré honrado y deudor. Se interesó vivamente por mis trabajos de validación en España y por los resultados que iba obteniendo, a lo que dedicaba tiempo en mis frecuentes visitas entonces a EE.UU., cono motivo del acuerdo de investigación con CTY y de las reuniones del Advisory Board del que formé parte desde 2003 hasta 2011.
Esta es una foto de aquel momento en que cenamos en la Universidad de Iowa y comenzamos a hablar del Talent Search y sus ideas la respecto, que tanto habrían de influir en mi posterior trabajo. La foto que ilustra este post es la portada interior de uno de los libros que me regaló y dedicó, con su inconfundible caligrafía...
Como cualquiera que se dedique al mundo de las alta capacidades y el talento debe saber, el profesor Stanley es el máximo exponente en este ámbito y su contribución no tiene fácil parangón. En mi blog hay hasta 49 entradas con esta etiqueta. Puedes recuperarlas desde aquí.
Como decía, en el campus de Johns Hopkins, se celebró este Simposio del que se puede tener una cierta idea desde aquí:
Claro que este programa con resumenes de lo acontecido son el mejor indicador del nivel del que hablaba al principio.
Una frase de Nicholas Colangelo puede resumir bien la actitud que deben tener los educadores interesados en ayudar a estos alumnos, es decir, todos los educadores: “The more we can identify the level of readiness & provide challenge to students is the heart of Gifted Education. It will not happen without intervention.”
En este video podéis ver una breve semblanza del profesor Stanley.
Pero para terminar un regalo más, la presentación de Joyce Van Tassel-Baska, eminente profesora también, que fue la encargada de dictar la lección en honor del profesor Stanley.
Termino con una frase que ya usé hace un tiempo que fue pronunciada por Lee J. Cronbach en la ceremonia del retiro oficial de Julian en 1992:
“IN 100 YEARS, WHEN THE HISTORY OF GIFTED EDUCATION IS WRITTEN, LEWIS TERMAN AND JULIAN STANLEY ARE THE TWO NAMES THAT WILL BE REMEMBERED”.
Su gigante contribución, desinteresada, en favor de los más capaces siempre ha sido para mí un ejemplo a seguir. D.E.P.