domingo, 31 de enero de 2016

La extraordinaria historia del docente que respondió con un No lo sé a un alumno

No lo sé. Simple y llanamente no lo sé. El artículo de hoy quiere ser una reflexión sobre la importancia e incluso me atrevería a decir la necesidad de pronunciar estas tres palabras que en la sociedad actual y, por qué no decirlo, en muchas aulas se consideran palabras prohibidas, palabras tabú.
Si me acompañas en la lectura de este artículo te puedo asegurar que descubrirás en él un dato que a mí personalmente me dejó perplejo y que está relacionado con una simple comprensión lectora de tan sólo cuatro líneas y de cuatro simples preguntas.
Te aviso de antemano que las dos últimas preguntas, así como algunas de sus respuestas, no tienen desperdicio.
NO LO SÉ
Imagen extraída de Shutterstock

¿Qué respondieron los alumnos a las dos últimas preguntas de esta compresión lectora?

La idea de este artículo nace de la lectura de un libro o, si me permites la expresión, un texto revolucionario escrito a cuatro manos por el profesor de economía Levitt y el periodista Dubner, y que lleva por título Piensa como un freak.
Para aquellos que nos conozcáis a estos dos genios deciros que también son los autores del bestseller Freakonomics, un libro que lleva vendidos la nada despreciable cifra de siete millones de ejemplares en todo el mundo.
Pero, ¿qué tienen de especial Levitt y Dubner? Pues que sus libros son de esos libros que sirven para salir de una vez por todas tuzona de confort, que combinan una narración exquisita con una manera de reflexionar sobre el mundo desde la creatividad, la productividad o, lo que es lo mismo, desde un universo freak.
Ambos autores me han enseñado que es posible ver el mundo con otros ojos, desde una perspectiva privilegiada que hoy también quiero que sea tu perspectiva.
Volviendo al tema que nos ocupa, en el segundo capítulo de Piensa como un freak y que lleva por título Las palabras más difíciles hay una interensantísima reflexión sobre la expresión No lo sé.
Este segundo capítulo empieza con una sencilla narración que viene acompañada de cuatro sencillas preguntas.
Esta es la narración:
“Una niña llamada Mary va a la playa con su madre y su hermano. Viajan en un coche rojo. En la playa nadan, comen un helado, juegan en la arena y almuerzan unos sándwiches.”
Estas son las preguntas al hilo de esta narración.
1. ¿De qué color era el coche?
2. ¿Comieron pescado con patatas para almorzar?
3. ¿Escucharon música en el coche?
4. ¿Tomaron limonada en el almuerzo?
Tic-tac. Tic-tac. ¿Ya has respondido a las cuatro preguntas? Perfecto. Pues lo mismo hicieron un grupo de escolares británicos, de edades comprendidas entre los cinco y los nueve años. ¿Sabes cuál fue el resultado? Te aseguro que te dejará perplejo.
¿Qué respondió un alto porcentaje de los alumnos británicos a las dos últimas preguntas de la comprensión lectora?
Para empezar, te diré que casi todos los niños respondieron correctamente a las dos primeras preguntas de la comprensión lectora (rojo y no). ¡Bien por ellos!
Pero lo mejor viene ahora con las preguntas 3 y 4. ¿Y por qué es tan sorprendente lo que respondieron? Seguro que ya sabes la respuesta. Porque sencillamente no tienen respuesta y eso es precisamente porque la comprensión lectora no proporcionaba dicha información. Y aún así, aún así,
¡un increíble 76% de los alumnos respondió a las dos últimas preguntas con un  o un no!
Tras saber estos resultados, cabe hacer la siguiente pregunta:
¿Qué les llevó a responder sí o no a las preguntas que no tenían respuesta?
¿No crees, por tanto, que en las aulas se está haciendo algo mal?
En este capítulo Levitt y Dubner bromean diciendo que no son Te quiero las palabras más difíciles de pronunciar a día de hoy, sino que es mucho más dificil pronunciar un No lo sé. Al respecto de esta afirmación, me gustaría citar del libro el siguiente fragmento:
Mientras no puedas reconocer lo que todavía no sabes, será prácticamente imposible que aprendas lo que necesitas saber.
La frase es tremenda. Ahora entiendes lo de salir de tu zona de confort, ¿verdad?
Pues bien, al hilo de esta reflexión, los dos autores cargan de manera furibunda contra los que se denominan grandes expertos: expertos en macroeeconomía, expertos en meteorología, expertos en bolsa, expertos en política.
En resumen, grandes gurús que convierten sus predicciones en dogmas, grandes gurús incapaces de responder a ninguna pregunta con un No lo sé. Pero,
¿por qué a la gente le cuesta tanto decir No lo sé?
La respuesta es muy sencilla. En la mayoría de los casos,
el coste de decir No lo sé es más elevado que el coste a equivocarse
Por tanto, cada vez que una persona simula saber algo, lo que hace es protegerse a sí misma en detrimento del bien común. Porquenadie en la sociedad en la que vives quiere parecer estúpido y mucho menos derrotado al reconocer que no sabe una respuesta.

Docentes No lo sé.

Aquí es donde realmente quería llegar. Este capítulo escrito por Levitt y Dubner me hizo replantearme qué tipo de respuestas había dado a mis alumnos cuando no tenía respuesta.
Pues bien, voy a ser totalmente sincero contigo al respecto. Confieso que ha habido ocasiones y cuando digo ocasiones me refiero a más de dos y más de tres en las que el miedo al ridículo, la inexperiencia, la inseguridad, la presión del grupo o lo que sea me ha hecho responder algo que no sabía, es decir, no fui capaz en su momento de decir No lo sé.
Ahora te pido que seas sincero contigo y pienses si algunas vez te ha pasado lo mismo que a mí, es decir, has respondido a algo sin saber su respuesta.
Tic-tac, tic-tac…
Ahora que has tenido un momento para pensar en lo que acabo de proponerte, aprovecho para lanzar la siguiente pregunta,
¿por qué a los docentes nos cuesta tanto pronunciar un No lo sé?
Yo no sé la respuesta, pero Levitt y Dubner sí parecen tenerla.

Del sí o no al No lo sé. Del No lo sé alfeedback.

Curiosamente, las personas más sabias son aquellas que reconocen que todavía les queda mucho por aprender.
Desde la humildad que proporciona a algunas personas el conocimiento, Levitt y Dubner insisten en afirmar que la clave para aprender es el feeddback, la retroalimentación que obtienes de los que te rodean y de tu propia curiosidad, una curiosidad que siempre está fuera de la zona de confort.
¿Por qué es tan importante el feedback para el aprendizaje? Porque sin feedback no hay posibilidad de mejora, porque sin feedbackcontinuarás sin saber lo que ahora no sabes, continuarás cometiendo los mismos errores para siempre.

Ser un freak es saber decir No lo sé.

Pensar como un freak supone, precisamente saber decir No lo sé a lo que realmente no sabes. ¿Y cuál es el valor de un No lo sé? Para mí un No lo sé lleva consigo:
  • Valentía
  • Sinceridad
  • Humildad
  • Ganas de aprender
  • Curiosidad
  • Duda
  • Escuha activa
  • Diálogo
¿Qué significa para otros un No lo sé?
  • Debilidad
  • Inseguridad
  • Poder
  • Certeza
  • Monólogo

¡Es que No lo sé! A modo de conclusión.

El libro Piensa como un freak y en concreto su segundo capítulo me ha hecho pensar que tal vez el mundo no se ha construido a base de síes y de noes.
Quiero pensar que una parte del mundo que ahora nos ha tocado vivir, ha surgido de la valentía de aquellas personas que en su momento supieron decir No lo sé y, al instante, ser lo suficientemente freaks como para buscar por ellos mismos o con la ayuda de otros la respuesta correcta.
Ahora que estoy apunto de finalizar este artículo me doy cuenta una vez más que esta entrada no iba dirigida a ti, sino a mí por todas las veces que en un aula no he sido capaz de pronunciar unNo lo sé.
Así que el próximo día que en un aula un alumno me haga una pregunta que desconozca, espero tener la valentía para responderle lo siguiente:
– No lo sé, pero quizá podría averiguarlo.
Si tu respuesta es la misma, sé bienvenido al universo freak…
Libro recomendado: Piensa como un freak. Tomado de Justifica tu respuesta de Santiago Moll.

La felicidad como asignatura

Hace algunos meses, la decisión del centro británico Wellington College de comenzar a impartir “clases de felicidad” fue noticia en todos los medios de comunicación del mundo. Se trata de una asignatura de una hora a la semana donde se enseña a los estudiantes a conocer y gestionar sus emociones o a sobrellevar el estrés y la tensión. Interesante, ¿verdad?
La felicidad como asignatura | Tiching
Hablar de felicidad puede ser complicado, porque cada persona tiene su propia idea de lo que es ser feliz y de cómo conseguirlo. Sin embargo, una de las cuestiones en las que todos solemos coincidir es que la felicidad no es tanto las cosas que experimentas o que te suceden en la vida, sino el cómo te enfrentas a ellas. Podemos decir entonces que la felicidad es, en gran medida, una cuestión de gestionar las emociones, de aprender a minimizar y convivir con las más negativas y saber también cómo potenciar las positivas. Y lo mejor es que eso, como otras muchas cosas, ¡también se puede aprender!
Convertir cada error en una oportunidad de aprendizaje, gestionar la frustración y el conflicto, aprender a vivir en el presente y tomar consciencia de nosotros mismos, favorecer nuestra autoestima y las habilidades sociales… Son muchos retos que podemos abordar cada día en las aulas, y que ayudarán a nuestros alumnos a ser futuros adultos felices y comprometidos con la sociedad.
Se trata de dejar de entender la educación como un proceso en el que los estudiantes aprenden contenidos con el objetivo de superar unas determinadas pruebas de evaluación, paracomenzar a poner en el centro de todo la felicidad y el desarrollo como personas. Más que una asignatura, el objetivo es que podamos tratarlo de forma transversal en todas ellas, ¿te animas a ponerlo en práctica en tu aula?
Algunos recursos interesantes
A continuación, te facilitamos cinco materiales que te servirán para ampliar los conocimientos en este tema y conocer originales propuestas que se están llevando a cabo actualmente:
  1.  10 mini trucos para regalar felicidad a tu alumnos: Santiago Moll nos sugiere un decálogo de ideas para contribuir a que tus estudiantes sean cada día más felices. 10 fáciles gestos que puedes incorporar de manera sencilla en tu manera de dar clase. ¡No te los pierdas!
  2. Cuentos de felicidad: Chocolate y felicidad, El robo de la alegría, La economía de la sonrisa… una colección de pequeños relatos para trabajar los valores en el aula o, incluso, en casa. Algunos de ellos vienen acompañados de geniales ilustraciones y audio, para disfrutarlos con todos los sentidos.
  3. Cómo educar las emociones: Un interesantísimo documento, con prólogo de Eduard Punset, repleto de interesantísimas propuestas y metodologías para la educación emocional en la infancia y la adolescencia en el aula.
  4. Programa “Aulas felices”:  Un genial recurso sobre el trabajo de las competencias básicas desde la psicología positiva que enfatiza la importancia de incluir la felicidad en la educación. ¡Echa un vistazo!
  5. Aprendiendo a ser: Se trata de un interesantísimo modulo incluido dentro de un completo proyecto para trabajar la educación para la paz en el aula. ¿Qué podemos hacer para ayudar a los alumnos a ser personas felices, críticas, autónomas y responsables? No te pierdas las respuestas que encontrarás en este recurso.
¿Crees que se debería tener en cuenta estas cuestiones y aprendizajes en la educación formal de los más pequeños? ¿Lo llevas a la práctica con tus alumnos?
Tomado de Tiching blog.

miércoles, 27 de enero de 2016

Docentes resilientes. Qué hacer cuando no hay nada que hacer

Docentes resilientes. El artículo de hoy es muy especial para mí porque por primera vez aborda el tema de la resiliencia desde la perspectiva docente. Son varios los artículos publicados en Justifica tu respuesta acerca de la resiliencia, pero todos estaban enfocados a los estudiantes. Si me he decidido a abordar este tema nuevamente es porque en nuestra labor como docentes se viven momentos de desánimo, momentos en los que no sabes qué hacer porque tienes la sensación de que no hay nada que hacer. Y no tiene por qué ser así.
¿Quieres saber qué cualidades poseen los docentes resilientes? ¿Quieres descubrir qué estrategias funcionan cuando tienes la sensación de que no hay nada que hacer? ¿Quieres aprender a superar la frustración y el desánimo? Si es así, te doy mi más sincera enhorabuena porque has dado el primer paso. Ahora sólo me resta invitarte a que continúes con la lectura de este artículo que espero te sea de utilidad. ¡Comenzamos!
docentes resilientes
Imagen extraída de Shutterstock

Docentes resilientes. ¿Qué es y para qué sirve la resiliencia?

Por definición, la resiliencia es la capacidad de superar cualquier diversidad saliendo reforzado de la misma. Si atendemos al origen de la palabra resiliencia, observarás que procede del término de origen latino resilio que podría traducirse como ‘rebotar’. La psicología ha adoptado este término precisamente de la física porque en física la resiliencia permite a un cuerpo físico recuperar la forma original después de haber sido sometido a una deformación como, por ejemplo, un colchón de látex.
La resiliencia, por tanto, permite a las personas afrontar y superar situaciones adversas, situaciones que en tu labor como docente seguramente habrás vivido en más de una ocasión. Los docentes resilientes son aquellos que tienen la capacidad de transformar lo negativo en positivo. Pero,
¿cómo se consigue tal transformación?
Sigue leyendo y lo averiguarás.
¿A qué se enfrenta un docente en su día a día?
Básicamente, el docente parte de dos posibles adversidades:
  • El ambiente o clima del aula o centro escolar. Esta primera adversidad podría relacionarse con un elevado número de alumnos, alumnos con un trastorno severo de conducta, mala o nula relación con los compañeros…
  • La situación personal. Esta adversidad es externa al centro y tiene que ver con tu estado de ánimo, autoestima, autoconcepto, miedos e inseguridades, fobias…
Cuando se juntan ambas adversidades es cuando los problemas dentro y fuera del centro escolar se agravan dificultando una buena labor docente. De ahí que sea tan importante la resiliencia para afrontar con las mejores garantías las adversidades que van apareciendo durante un curso escolar.

¿Qué características poseen los docentes resilientes?

No es fácil convertirse en un docente resiliente pero, sin ser fácil, sí es posible. Y este aspecto me parece fundamental porque sin ser innata, sí puede aprenderse. Los docentes residentes:
  • Son conscientes de transformar las adversidades en oportunidades.
  • Controlan su vida en lugar de que la vida les controle a ellos.
  • Son capaces de verbalizar cuáles son sus debilidades.
  • Son altamente empáticos.
  • Afrontan los problemas desde una posible solución y no recreándose en ellos.
  • Entienden que el fracaso es un proceso más de cualquier aprendizaje.
  • Saben felicitarse por sus éxitos y no se recrean en sus fracasos.
  • Se preocupan por su bienestar y por el bienestar de quienes los rodean.
  • Son responsables de sus actos y los asumen como propios.
  • Son conscientes de la importancia de centrarse en uno mismo y no en lo que deberían hacer los otros.
  • Son capaces de tomar la iniciativa ante las adversidades sin esperar que terceras personas les resuelvan los problemas.
  • Saben manejar adecuadamente el estrés para que no les afecte en su rendimiento profesional y en su vida personal.
  • Son optimistas.
  • Son capaces de desdramatizar determinadas situaciones por medio del humor.
Ser resiliente te permitirá tener una salud y una fortaleza emocional capaz de afrontar y superar las adversidades que tienen lugar a lo largo de un curso escolar.

Las 3 fases para convertirse en docentes resilientes.

Joan Vaello en su libro El profesor emocionalmente competente distingue tres grandes fases para convertirse en docentes resilientes. Son estas:
1. Resistencia a la destrucción. Esta primera fase consiste en aguantar las primeras adversidades importantes que se dan en un curso académico, es decir, aguantar sin derrumbarse o abandonar la práctica docente.
2. Reconstrucción. Consiste en ir recomponiéndose pese a las circunstancias adversas que rodean un curso escolar.
3. Fortalecimiento de defensas. Se basa en la previsión y prevención ante adversidades que pueden suceder en un futuro a corto o medio plazo.

Estrategias para convertirse en docentes resilientes.

Ahora que sabes algunas de las características de los docentes resilientes y conoces las fases por las que debes pasar para convertirte en uno de ellos, es el momento de abordar cuáles son algunas de las estrategias para facilitar convertirse en una persona resiliente, en un docente resiliente. Son estas:
  • Es fundamental estar y sentirse bien con uno mismo. Es imposible afrontar un curso académico desde una perspectiva resiliente si no estás emocionalmente bien. Hay que darse cuenta de ello y ser capaces de reaccionar para discernir si las adversidades que vives en tu centro son causadas por el ambiente del centro o por cómo te encuentras tú en ese momento.
  • Afrontar las adversidades de forma gradual. ¿Qué significa esto? Muy sencillo. Si tienes varias adversidades en tu centro escolar, nunca debes afrontarlas todas a la vez. Lo mejor es empieces por aquellas de más fácil resolución y controlarlas. Posteriormente se trata de ir afrontando las que te suponen una mayor dificultad, pero sin caer en la evitación, es decir, posponiéndolas durante todo el curso académico.
  • Pasar a la acción. Lo bueno de la resiliencia es que se trata de una competencia eminentemente práctica. ¿Qué quiere decir esto? Que hay que pasar de la palabra a la acción. Lo mejor es poner fecha al problema al que queremos enfrentarnos, llevarlo a la práctica y evaluar su grado de consecución. Si no se ha alcanzado el grado de consecución, se repite en otra fecha programada o se busca una solución diferente. Si quieres aprender a transformar problemas en soluciones te remito al siguiente enlace.
  • Vivir el presente sin que te consuma el futuro. Este apartado me parece fundamental. Las personas que carecen de resiliencia viven permanentemente en el futuro, es decir, viven y reviven los problemas que creen que pueden llegar a pasar sin darse cuenta de que la solución no radica en preocuparse por el futuro, sino en aprovechar el momento presente para, precisamente, poder disfrutar o afrontar con las mejores garantías el futuro que tantas veces nos consume y nos obsesiona.
  • Redimensionar los problemas. Algo que sucede con mucha normalidad entre docentes y no docentes es la tendencia a magnificar un problema o una adversidad. ¿Cuántas veces un problema que nos parecía enorme o imposible de resolver se ha resuelto de una forma sencilla o incluso se ha resuelto solo? De ahí que sea tan importante relativizar  y poner en perspectiva las adversidades para no caer en el error de pensar que son mayores de lo que se piensa.
  • Aprender de uno mismo. Aunque creo que es importante tener modelos de conducta entre tus compañeros de trabajo, no debes olvidar que estos compañeros no vivirán ni tu vida ni tus adversidades. Por tanto, de quien más puedes aprender es de ti mismo. Y  hacerlo desde los éxitos y desde los errores o fracasos. Ahí radica el verdadero aprendizaje y desde ahí se forman los docentes resilientes.
  • Saber pedir ayuda. Así es. No hay que avergonzarse de pedir ayuda a un compañero. No hay que avergonzarse por abordar problemas con la intervención de terceras personas. En este sentido es importante que partas de una ayuda que proceda de dentro del centro y otra que esté fuera del centro para fortaleza el ámbito escolar y el personal.
  • No sufrir hoy por lo que ha pasado ayer. Joan Vaello en su libro El profesor emocionalmente competente lo define comodesconexión emocional, es decir, no hay que recrearse ante lo que no ha salido bien el día anterior y más cuando se ha tratado de un problema de difícil o imposible solución.
  • Ser consciente de que todo problema tiene una parte positiva y un aprendizaje. Si no se es capaz de sacar nada bueno de un problema se corre el riesgo de que este problema se repita hasta enquistarse.

Docentes resilientes. A modo de conclusión.

A lo largo de mi carrera como docente, al igual que tú, he pasado por momentos realmente difíciles. Son momentos que me han puesto a prueba, momentos en los que he dudado si realmente servía para ejercer la docencia, momentos en los que no era capaz de hacer nada porque creía que no había nada que hacer.
Pues bien, rebelarme del no hacer nada ha sido providencial para mí, es decir, darme cuenta de que los problemas se resuelven mediante la acción, que los problemas y las adversidades no te hacen más fuerte, sino más resistente. La resiliencia o, lo que es lo mismo, la resistencia consiste para mí no en ganar, sino en
no darse nunca por vencido
Las aulas son espacios en los que siempre habrá sonrisas y lágrimas, alegría y dolor, aciertos y errores. Por tanto, si queremos convertirnos en docentes resilientes debemos tener muy claro que la mejor victoria parte de la mejor resistencia.
Acabaré con una cita de Von Sagant que reza así:
La derrota suele ser pasajera; es la claudicación la que la vuelve permanente.
Tomado del blog justifica tu respuesta.

martes, 26 de enero de 2016

Incremento salarial 2016 para docentes 2277, 1278 Y ETNOEDUCADORES.



Por el cual se modifica la remuneración de los servidores públicos docentes y directivos docentes al servicio del Estado en los niveles de preescolar, básica y media que se rigen por el Decreto Ley 1278 de 2002, y se dictan otras disposiciones de carácter salarial para el sector educativo estatal.
Por el cual se establece la remuneración de los servidores públicos etnoeducadores docentes y directivos docentes que atiendan población indígena en territorios indígenas, en los niveles de preescolar, básica y media, y se dictan otras disposiciones de carácter salarial.
Por el cual se modifica la remuneración de los servidores públicos docentes y directivos docentes al servicio del Estado en los niveles de preescolar, básica y media que se rigen por el Decreto Ley 2277 de 1979, Y se dictan otras disposiciones de carácter salarial para el sector educativo estatal. 
Por el cual se crea una bonificación para los servidores públicos docentes y directivos docentes al servicio del Estado en los niveles de preescolar, básica y media, que se pagan con cargo al Sistema General de Participaciones, y se dictan otras disposiciones.



lunes, 25 de enero de 2016

ANGUSTIA DOCENTE: EDUCAR SIN CERTEZA


Creo que no somos conscientes de estar educando a generaciones a las que no podemos asegurarles un futuro mejor que el nuestro. No podemos asegurarles un empleo fijo (una profesión para toda la vida) ni, en consecuencia, una estabilidad económica, ni un medio ambiente y un clima estables, ni tan siquiera podemos garantizar su seguridad ante ataques terroristas.

Por ello es tan importante proporcionarles la mejor educación que esté en nuestras manos, sin excusas, sin pretextos, sin miedos. Debemos ofrecerles una educación que les permita aprender autónomamente a lo largo de toda la vida, para que sean capaces de adaptarse a los retos y a los problemas a los que deberán enfrentarse.

Vivimos en la época de mayor cantidad de información de la historia, pero también en la de mayor incertidumbre. Durante mucho tiempo, cuando se educaba a un niño se tenía la certeza de que lo que se le estaba transmitiendo era un conocimiento fiable, seguro y perdurable, no había posibilidad de error, se les enseñaba con el convencimiento de que lo que aprendían era para todo la vida, era para siempre. Eso otorgaba a los docentes una gran autoridad social y les permitía ejercer su labor con gran seguridad y tranquilidad.





El problema de la educación actual es que aunque en nuestro mundo ya no hay certezas sino interrogantes, la pedagogía, los sistemas educativos, la formación del profesorado... están diseñados y pensados para un mundo que ya no existe.

Esa paradoja causa una sensación de angustia entre los docentes, que se manifiesta en dudas, inseguridad, desánimo, desasosiego... Ante esta situación muchos optan por el conservadurismo, por mantener la tradición (siempre se ha hecho así es un frase que duele). Como consecuencia de ello, los alumnos salen de la escuela antes de tiempo por falta de interés, o bien, permanecen en ella sin llegar a adquirir los conocimientos, las habilidades y las destrezas necesarias para la vida.

Afortunadamente, otros muchos optan por innovar, por adaptar sus prácticas educativas a las necesidades reales de los alumnos del siglo XXI. Como consecuencia de ello, el paradigma educativo se está transformando y muchos alumnos reciben una educación que les permite ser creativos, críticos, emprendedores, colaboradores y, sobre todo, personas con capacidad de aprendizaje continuo.

Todos y cada una de las personas que se dedican al noble arte de educar deben optar por una de estas dos opciones; la primera solo conduce al fracaso, la segunda posibilita el éxito. ¿Cuál es tu opción?

Tomado de Blog Salvaroj 

El blog de Salvaroj

sábado, 23 de enero de 2016

Derechos Básicos de Aprendizaje-Colombia Bilingüe - Mirada a la clase de inglés

Si los docentes no leen, son incapaces de transmitir el placer de la lectura

La educadora que revolucionó la lectoescritura, asegura que si los docentes no leen son incapaces de transmitir placer por la lectura. Dice que todos los chicos pueden aprender si los maestros se lo proponen. Para la investigadora, la escuela es muy resistente a los cambios porque siguen instaladas viejas ideas.
Entrevista por Mariana Otero
Emilia-Ferreiro los docentes no leen
Emilia Ferreiro casi no necesita presentación. Para el mundo de la educación es un referente indiscutible, que revolucionó la enseñanza de la lectoescritura y que realizó numerosos aportes a la alfabetización en el mundo.
Es argentina, pero está radicada en México desde hace más de dos décadas. Su tesis de doctorado fue dirigida por Jean Piaget en la Universidad de Ginebra. Hace años que recorre América y Europa dando conferencias y capacitaciones a docentes; es autora de innumerables artículos científicos y libros y fue reconocida varias veces como doctora honoris causa por diversas universidades, entre ellas la Universidad Nacional de Córdoba (1999).
La investigadora del Centro de Investigación de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional de México estuvo en Córdoba invitada por la Facultad de Psicología de la UNC. En diálogo con La Voz del Interior , aseguró que el docente no puede seguir haciendo tareas burocráticas, que debe profesionalizarse, que todos los chicos pueden aprender si tienen un maestro que crea que pueden lograrlo y que la escuela se resiste a los cambios que no genera ella misma. A continuación, un extracto de una larga charla.
–¿Qué puede hacer la escuela para evitar el fracaso escolar?
–El fracaso escolar tiene varias caras (…) Voy a hablar de los aprendizajes vinculados con la lengua. La alfabetización inicial o tiene lugar en los primeros años de la primaria o es un déficit que se arrastra muy mal. Incluso en casos donde no hay percepción de fracaso puede haber fracaso con respecto a lo que significa alfabetizar. Hoy nadie puede considerarse alfabetizado si está en situación de comprender mensajes simples, saber firmar o leer libros con léxico y sintaxis simplificada. Desde finales del siglo XX estamos asistiendo a una revolución en la que la digitalización de la información es parte de la vida cotidiana y la escuela ni se ha dado cuenta. Entonces sigue preparando para leer un conjunto limitadísimo de textos, sigue haciendo una alfabetización para el pizarrón. Trabajar con la diversidad de textos y alfabetizar con confianza y sin temor a circular a través de los múltiples tipos de textos y de soportes textuales del mundo contemporáneo es indispensable.
–¿Se puede decir que la escuela sigue siendo demasiado conservadora para niños de la era tecnológica?
–El sistema escolar es de evolución muy lenta. Históricamente ha sido muy poco permeable a cambios que la afectaban. Dos ejemplos: cuando apareció la birome, la primera reacción del sistema educativo fue “eso no va a entrar acá porque arruina la letra”, y la escuela le hizo la guerra a ese instrumento: una guerra perdida de antemano (…) Lo mismo hizo cuando aparecieron las calculadoras de bolsillo y dijeron “eso va a arruinar el cálculo escolar y no van a entrar”. Y entraron con muchas dificultades, hasta que en algunos lugares descubrieron que podía hacerse un uso inteligente de la máquina de calcular. En ese contexto hay que ubicarse. La institución escolar siempre ha sido muy resistente a las novedades que no fueron generadas por ella.
–Ahora se resiste a la computadora.
–Es una tecnología de escritura y tiene ventajas innegables para la enseñanza. La primera reacción es de desconfianza. El primer acto reflejo es que si nos traen una, la ponemos con llave.
–¿Se puede alfabetizar igual en diferentes contextos sociales y culturales y con recursos distintos?
–Hay cosas que van a ser iguales y otras que son necesariamente distintas. Algo que les digo siempre a los maestros es: “¿Usted no sabe qué hacer el primer día? Lea en voz alta”. La experiencia de escuchar leer en voz alta no es una experiencia de todos los chicos antes de entrar a la escuela y es crucial para entender ese mundo insólito que tiene que ver con que hay estas patitas de araña (muestra las letras) en una hoja y que suscitan lengua.
–Es otra forma de enseñar a leer y escribir…
–Más que empezar con la pregunta típica de cómo hago para enseñar a leer y escribir, primero hay que enseñar algo acerca de lo que es la escritura y para qué sirve. El maestro tiene que comportarse como lector, como alguien que ya posee la escritura. La gran diferencia entre los chicos que han tenido libros y lectores a su alrededor y los que no los han tenido es que no tienen la menor idea del misterio que hay ahí adentro. Más que una maestra que empieza a enseñar, necesitan una maestra que les muestre qué quiere decir saber leer y escribir. Cuanta menos inmersión haya tenido antes, más hay que darle al inicio.
–¿El docente es consciente de que esta es una buena manera de enseñar a leer y escribir? Hay investigaciones que dicen que los maestros no leen.
–Ese es uno de los dramas del asunto porque se habla mucho del placer de la lectura, pero ¿cómo se transmite ese placer si el maestro nunca sintió ese placer porque leyó nada más que instrucciones oficiales, libros de “cómo hacer para”, leyó lo menos posible. Es muy difícil que ese maestro pueda transmitir un placer que nunca sintió y un interés por algo en lo que nunca se interesó. En toda América latina el reclutamiento de maestros viene de las capas menos favorecidas de la población. En muchos casos no hay aspiración a ser maestro. Y en ese sentido cambió, pasó de ser una profesión de alto prestigio social a una con relativo bajo prestigio social.
–¿Cuánto influye eso en la alfabetización de los niños?
–Mucho, porque si alguien está haciendo lo que hace porque no pudo hacer más, se va a sentir frustrado; y la frustración profesional no ayuda al ejercicio profesional.
Una escuela vieja. –¿Se avanzó en el modo de alfabetizar?
–Hay una visión muy instrumentalista que piensa lo mismo desde hace tantas décadas que da hasta lástima decirlo. Dice: “Primero vas a aprender la mecánica de las correspondencias grafofónicas y para eso mejor que ni pienses porque es un ejercicio mecánico de asociación de correspondencias. Después vas a aprender de corrido, y después vas a entender lo que estás leyendo y después, quizá, te venga esa cosa desde algún milagro llamada placer por la lectura”. En realidad, el placer por la lectura entre los chicos que tienen lectores a su alrededor es lo primero que se instala (…) Es lo primero, no lo último.
–Esta tendencia del placer antes que lo instrumental no está en práctica; seguimos con las viejas teorías. ¿Cómo se revierte eso?
–No es fácil. Lo que no consigo es que me den la lógica de la visión opuesta. Por ese lado hice investigaciones que revelan que los chicos piensan sobre la escritura antes y que lo que piensan es relevante y que es bueno tenerlo en cuenta.
–¿Sigue en vigencia esa idea de que el maestro es la autoridad que les enseña a niñitos que no saben nada?
–Siguen instaladas viejas ideas que son parte de la lentitud del sistema para reaccionar. A veces con el razonamiento de que si siempre se hizo así para qué cambiar (…) Una de las tendencias es regalarle el fracaso a la familia o al niño y no asumir la responsabilidad de que todos los chicos pueden aprender y deben aprender. Andan buscando desde antes que empiece el año escolar quiénes van a repetir o quiénes son los disléxicos o los que tienen alguna patología por la cual la cosa no va a andar. Y realmente todo cambia muy fuerte cuando el maestro dice “aquí no va a haber repetidores” y cuando asume desde el inicio que “aquí van a aprender todos”. Eso exige un involucramiento fuerte del maestro con el aprendizaje; ahí entramos en otra vertiente, en la que el oficio del maestro se ha ido burocratizando cada vez más y desprofesionalizando al mismo tiempo. Recibe instrucciones y las ejecuta: esa es la definición de un burócrata. En tanto, el profesional es el que sabe lo que está haciendo, por qué lo está haciendo y tiene una racionalidad y una especificidad que puede defender profesionalmente.
–¿Cómo se hace para sacar adelante a niños que concurren a escuelas donde hay un libro cada 40 alumnos, sin biblioteca ni computadora y el docente, además, atiende situaciones familiares, psicológicas?
–Enseñar a leer y escribir bajo los bombardeos es difícil. Cuando un maestro está convencido de que puede hacer algo termina descubriendo la manera de hacerlo, y si deja que el malestar general lo apabulle no va a poder hacer nada. Si acepta estar ahí es porque cree que algo puede hacer. Si forma parte de la desesperación colectiva, si se deprime junto con el ambiente, no va a poder hacer nada. Pero hay maestros creativos que consiguen llevar adelante algo que da esperanza… El maestro tiene que decir “aprender es posible”, como el médico decir “la salud es posible”.
Tomado de Canal Cultura.