lunes, 30 de julio de 2018

La ciencia de la lectura: Esto pasa en nuestro cerebro cuando leemos

La ciencia de la lectura: Esto pasa en nuestro cerebro cuando leemos

Leer no solo es una actividad que permite desarrollar nuestra imaginación, sino también es un medio de entrenamiento para potenciar nuestro cerebro. La ciencia avala los beneficios de leer en nuestra salud física y mental.


Leer permite desarrollar la imaginación y creatividad. Un peruano lee dos libros por cada 10 mil habitantes, según el último informe del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina (CERLALC). Una actividad que pese a sus beneficios en nuestra salud no es usual en niños, jóvenes y adultos. La psicóloga Laura Pérez Larco comenta que la lectura no solo mejora nuestras habilidades de síntesis y análisis, sino que favorece otras habilidades.
VOCABULARIO. De acuerdo con un estudio de la Universidad de California, Berkeley, los libros para niños exponen a los pequeños a 50% más palabras que los programas de televisión en horario estelar. La exposición a nuevo vocabulario no solo favorece al alto puntaje en los exámenes de comprensión lectora, sino también en los tests de coeficiente intelectual.
“Uno, está el tema de que la persona puede mejorar sus niveles de imaginación, de visualización. Dos, es el tema del vocabulario, si tú no lees, tu vocabulario va a ser pésimo. Sumado a eso, una persona que no lee va a tener una ortografía pésima. Finalmente, yo creo que es un tema de la cultura, el tema de temas de conversación”, explica. 
De acuerdo con un estudio de la Universidad de California, Berkeley, los libros para niños exponen a los pequeños a 50% más palabras que los programas de televisión en horario estelar. | Fuente: Getty Images | Fotógrafo: FatCamera
EMPATÍA. Leer favorece la relación con otras personas, según un estudio publicado en la revista Science. De acuerdo al estudio el impacto de la lectura en la resilencia y otras habilidades sociales favorece la relación de los lectores con sus pares y la identificación de los sentimientos de otros. El impacto es mucho más significativo cuando se trata de lectores de ficción frente a los que prefieren la no-ficicón.
Los niños aprender por imitación haciendo de sus padres sus primeros modelos lectores .Alberto Almendres, miembro de la Cámara Peruana del Libro, recomienda que leer junto a los niños es importante para fomentar el hábito de la lectura. La Feria Internacional del Libro es una buena oportunidad para acercar a los niños con esa actividad. 
“Recomendamos que las familias, los padres y las madres, sean capaces de leer con sus hijos. Son los papás y las mamás los que van a crearles ese vínculo con la lectura, con el libro, porque les va a servir para que sus hijos descubran que la lectura es algo maravilloso”, comenta.
Leer favorece la relación con otras personas, según un estudio publicado en la revista Science. | Fuente: Getty Images | Fotógrafo: seb_ra
RELAJACIÓN Y SUEÑO. Leer favorece a la reducción de cuadros de estrés en 68%, según un estudio de la Universidad de Sussex. Además, si se establece como rutina antes de dormir, ayuda a conciliar el sueño de manera má eficaz.
Leer no es una actividad exclusiva para algunos. Si aún no se siente preparado para entrar al mundo de la lectura, no desespere que el momento llegará. La psicóloga educacional Laura Pérez Larco rompe con el mito. “Yo siempre creo, tengo muchos pacientes, muchos chicos dentro del programa que me dicen, a mí no me gusta leer y yo les digo: no es que no te guste leer, es que no has encontrado el libro para ti”, menciona
ENTRENAMIENTO CEREBRAL. Leer funciona como la actividad física para el cuerpo: favorece a la memoria como si de entrenar se tratara. Además, retrasa la aparición de demencia senil, según un estudio publicado en la revista Neurology.
La neuróloga de Solidaridad Salud, Jaqueline Cortez Escalante explica que para potenciar nuestro cerebro debemos procurar realizar una mayor variedad de actividades cognitivas. “Las actividades a realizar dependen de nuestro grado de instrucción; las personas que sepan leer tratar de leer la mayor cantidad de publicaciones y libros.  Cuánto más leamos, más cultos seamos, incrementamos nuestra reserva cognitiva”, afirma. Tómese un tiempo, abra un buen libro y siéntese a disfrutar de las aventuras que nos ofrece.
Leer funciona como la actividad física para el cuerpo: favorece a la memoria como si de entrenar se tratara. | Fuente: Getty Images | Fotógrafo: aldomurillo
 FUENTE:   RPP Noticias

martes, 10 de julio de 2018

Reducir las calificaciones para humanizar la evaluación

Reducir las calificaciones para humanizar la evaluación


Entre la normativa y la práctica sobre la evaluación existe una distancia que conviene acortar si se desea una mejora en la manera en que el alumnado aprende y en sus resultados. Me permito añadir además que, entre sus objetivos, la escuela debe contribuir a humanizar la sociedad.
Las normativas sobre evaluación dejan claro que esta debe ser continua y servir para tomar decisiones que mejoren el proceso de aprendizaje. Por ejemplo, la normativa andaluza afirma que lasamuel-zeller-699374-unsplash evaluación:
“será continua por estar inmersa en el proceso de enseñanza y aprendizaje y por tener en cuenta el progreso del alumnado, con el fin de detectar las dificultades en el momento en el que se produzcan, averiguar sus causas y, en consecuencia […] adoptar las medidas necesarias dirigidas a garantizar la adquisición de las competencias imprescindibles que le permitan continuar adecuadamente su proceso de aprendizaje” (Orden de 14 de julio 2016).
Sin embargo, si preguntamos a los alumnos y a las alumnas qué es para ellos la evaluación, esta tiende a ser identificada con los exámenes y las notas. Es decir, a pesar del discurso oficial (y docente), se sigue practicando casi exclusivamente una evaluación sumativa y calificativa.

¿Cómo acercarse a la evaluación formativa y humanizadora?

De todas las perspectivas con las que se aborda esta cuestión angular del sistema educativo, la propuesta de reducir o eliminar las calificaciones es la que más se acerca al objetivo de humanizar la escuela. La idea, extendida últimamente gracias al colectivo Teachers going gradeless, es a la vez sencilla y difícil. Sencilla, porque se trata de reducir las calificaciones o incluso eliminarlas. De entrada, supone reducir el tiempo y energía que se dedica en la escuela a calificar. Hagan ustedes el cálculo de horas dedicadas por el alumnado a realizar pruebas, simulacros, devolución de resultados, etc.  En algunos cursos puede alcanzar el 20% del tiempo lectivo. Sin notas, se disminuye también el efecto del ego-feedback, que es la consecuencia cuasi exclusivamente emocional que provoca una calificación.
Quienes se atreven con la experiencia se dan cuenta de que, al reducir o eliminar las notas, hay una parte del andamiaje escolar que se tambalea: la cultura que asimila las notas como eficaz sistema de control, a base de premios y castigos, una especie de sustitución indolora de los castigos corporales antaño omnipresentes. Las notas están siendo piedras en el camino para aquellos/as docentes que desean instaurar una cultura de la confianza en sus clases y un predominio de la motivación intrínseca hacia el aprendizaje.
La cultura de las notas, de la que es difícil quitarse, ha de ser sustituida por una cultura del feedback, de la evaluación cualitativa y continua. Son conocidos (y explícitamente propuestos en las normativas) los instrumentos que se pueden emplear: porfolios, tablas de observación, rúbricas de un solo punto, etc. Más importante es el proceso de la evaluación: cómo se involucra al alumno o la alumna en la recogida de evidencias, cómo se dialoga con él o ella para valorarlas, cómo se plantean las tareas que debe abordar para lograr los objetivos de aprendizaje. Es un proceso que pone en el centro al alumnado. A lo largo del mismo, el papel de guía del profesor o profesora es esencial, así como las oportunidades que creen para que el propio alumno reflexione y contraste con otros compañeros las evidencias de su aprendizaje.

¿Por dónde empezar?

Haga la lista de lo que quiere que su alumnado aprenda (el currículum debe ser el origen de la propuesta). Establezca prioridades y orden. Y a medida que va avanzando el proceso de aprendizaje, introduzca entrevistas personales con alumnos y alumnas para valorar sus logros de manera cualitativa. Aproveche los momentos en que están realizando una tarea en clase de manera autónoma (individual o en grupos). Anote los progresos de cada alumno en una rúbrica de un solo punto, así como las decisiones sobre cómo lograr los aprendizajes que aun no domina el alumnado. Puedeevan-kirby-101570-unsplash emplear también un porfolio para documentar el proceso. Y elimine las calificaciones en las pruebas o elimine directamente las pruebas. Si tiene otras evidencias del aprendizaje, ¿para qué quiere las pruebas escritas? Ganará mucho tiempo ahí.
“Sí, pero, me piden una nota al final de curso/trimestre, ¿qué hago?”. En realidad, lo mismo que debería hacer si emplea otros instrumentos de evaluación. Partiendo de los estándares de evaluación, establezca el peso que considere a cada uno y bareme en función de los estándares conseguidos (puede emplear los estándares en la rúbrica de un solo punto). Es interesante incorporar en este momento el diálogo con el alumnado, en coherencia con el resto del proceso.
En los informes de evaluación la persona docente puede describir de una manera mucho más precisa los logros de su alumnado explicitando lo que ya sabe y lo que tiene pendiente de aprender. Del mismo modo que ha ido dialogando con el alumnado a lo largo del proceso, se puede informar a las familias también. Una de las experiencias más interesantes es que sea el propio alumno o la propia alumna quien elabore sus informes, como puede verse en este ejemplo de Aaron Blackwelder.
De manera unánime, los docentes inmersos en este proceso de reflexión y cambio hacia unas prácticas de evaluación sanas, manifiestan la satisfacción de estar generando un clima de aula centrado en los aprendizajes mediante el diálogo con los alumnos sobre cómo abordar con cada uno sus retos personales. Se trata de un proceso de humanización de la evaluación, donde lo importante es la persona y no los números que se asocian a ella.
Enlaces: Grupo de Facebook Teachers Going Gradeless
Mariana
MARIANA MORALES LOBO Es licenciada en Filología Hispánica. Actualmente se desarrolla profesionalmente como consultora freelance  formadora de profesorado (formando a más de treinta claustros). Ha trabajado como profesora y tutora de ESO y Bachillerato, presidenta del AMPA del CEIPSO Santo Domingo. En Twitter la puedes encontrar como @MarianaMorale19.

FUENTE :        EVALU-ACCIÓN

viernes, 6 de julio de 2018

Pautas para fomentar el aprendizaje basado en el pensamiento en el aula

Pautas para fomentar el aprendizaje basado en el pensamiento en el aula

Enseñar a pensar

Cuando el objeto de aprendizaje es algo tan intangible e incorpóreo como el pensamiento, ¿cómo hacerlo visible? ¿Cómo propiciar la cultura del pensamiento en el aula? ¿Cómo enseñar a pensar? Podemos hacerlo de forma estructurada y consciente a través del aprendizaje basado en el pensamiento (ABP o TBL en inglés).
Mª Milagros Rubio Pulido, maestra y miembro del Servicio de Tecnologías Educativas de la Consejería de Educación y Empleo de Extremadura, nos ofrece estrategias y recursos para conseguirlo. Puedes ampliar este artículo en el Portal Emtic de la Junta de Extremadura.

¿Qué es el TBL?

Propuesto por Robert Swartz, este enfoque pretende enseñar a pensar eficazmente a los estudiantes a través del currículo escolar con un trabajo sistemático en cualquier nivel educativo y/o área de conocimiento, potenciando el papel activo del alumnado para aprender a aprender.
Trabajar de manera regular y metódica la cultura del pensamiento en el aula promueve que nuestros alumnos sean pensadores más eficaces, personas más autónomas, responsables, flexibles, resolutivas… En definitiva, competentes, especialmente en cuanto a la competencia para aprender a aprender.
¿Qué es el TBL?

Planificar la enseñanza del pensamiento

Si queremos que se monitoricen los hábitos del pensamiento para convertirse progresivamente en automatismos, es necesaria una planificación consciente de cómo enseñamos a pensar.
¿Qué condiciones son necesarias? El Proyecto Zero de la Universidad de Harvard considera estas ocho: tiempo, entorno físico, oportunidades, rutinas y destrezas, lenguaje para describir el pensamiento, interrelaciones, creación de modelos y expectativas del profesorado respecto a que todos los alumnos pueden aprender a pensar eficazmente.
Esto requiere que los docentes arbitremos momentos y situaciones escolares que inviten a la reflexión, tanto de forma individual como colectiva, promoviendo la capacidad metacognitiva de todos nuestros alumnos y dejando que transformen lo que aprenden.
Planificar la enseñanza del pensamiento

Estrategias y recursos para enseñar a pensar

Sea cual sea nuestra especialidad o materia, podemos y debemos entrenar el pensamiento, ayudar a visibilizarlo. Pongamos nombre y apellidos a algunas corrientes actuales que tienen como común denominador el aprendizaje estructurado del pensamiento:
  • Rutinas de pensamiento (David Perkins). Son patrones sencillos basados en un protocolo de pasos a seguir para explorar las ideas que se tienen sobre un tema determinado. Ejemplos: Color-Símbolo-Imagen (CSI), Pienso-me interesa-investigo, círculo de puntos de vista, etc.
  • Destrezas de pensamiento (Rober Swartz). Suponen emplear procedimientos de pensamiento complejo para organizar, clasificar y relacionar ideas o conceptos que ayuden en la toma de decisiones y resolución de problemas. Se clasifican en tres categorías: destrezas de pensamiento creativo, crítico y analítico. Se apoyan en organizadores gráficos.
  • Hábitos de la mente (Arthur Costa). Son patrones de pensamiento y conductas inteligentes que se observan cuando enfrentamos problemas y dilemas de la vida. Son 16 hábitos y puedes conocerlos en este artículo de “Escuela de experiencias”.
  • Llaves del pensamiento (Tony Ryan). Son instrumentos que ayudan a desarrollar el pensamiento crítico y creativo por medio de preguntas. Tenemos 20 llaves que abren el pensamiento, clasificadas en dos colores: moradas para el desarrollo del pensamiento crítico y naranjas para el creativo.
  • Otras técnicas.  “Seis sombreros para pensar” de Edward De Bono, Visual Thinking (pensamiento visual), diarios de aprendizaje, Baraja de la metacognición de Ágora Abierta, modelos de pensamiento, etc.
Enseñar a pensar

Profe, ¡párate y piensa!

Analicemos nuestra práctica didáctica respecto a cómo enseñamos a pensar a nuestros alumnos; cómo favorecemos su competencia para aprender a aprender.
Entrenar el pensamiento facilita que los alumnos lleguen por sí mismos donde el docente ya ha llegado por su madurez y experiencia, dándoles el tiempo y las herramientas necesarias.Esto implica no dar por entendido lo que yo entiendo, no presuponer que algo debe saberse porque ya está explicado, no imponer mi forma de pensar como única forma posible, no considerar obvio lo que para mí se muestra como cotidiano.
En los contextos de aula surgen muchas oportunidades para enseñar y aprender a pensar, ¡aprovechémoslas! Nos sorprenderá la originalidad con la que nuestros alumnos razonan sobre la realidad circundante.
FUENTE: