Fernando Trujillo: “La tecnología no ha derribado aún las paredes del aula”
Que la tecnología ha llegado a las aulas para quedarse es un hecho indudable, pero ¿saben los profesores integrarla en los procesos de aprendizaje o solo cohabitan con ella?
Depende mucho del profesor. Hay personas que viven en un mundo digital y en el aula reproducen este esquema. No se plantean hacerlo de otra forma. Hay muchos otros compañeros y compañeras que, aunque tengan delante recursos tecnológicos, prefieren seguir utilizando estrategias analógicas. El problema es pensar que por optar por una cosa o la otra se es mejor o peor. Un buen docente puede ser analógico, puede ser digital, o puede ser las dos cosas.
¿Qué significa integrar la tecnología?
Para mí, como investigador, significa utilizar una serie de recursos que pueden potenciar mi manera de enseñar, pero para eso tengo que crear situaciones de aprendizaje que consigan que la tecnología se viva de forma natural. Esto nos hace repensar qué significa enseñar, y hacerlo de forma eficaz, lo cual nos lleva a reflexionar también sobre qué es aprender. Integrar la tecnología porque sí no es un proceso que tenga mucho sentido. Lo que debemos preguntarnos es qué recursos tecnológicos o analógicos son los que potencian el aprendizaje y la enseñanza.
¿Y qué conclusiones ha extraído con su experiencia?
He tomado ciertas decisiones relacionadas con las herramientas que utilizo para aplicarlas en las aulas, así como otros compañeros han optado por opciones distintas. Y todas ellas pueden ser eficaces y hermosas, siempre y cuando estén planteadas desde la reflexión de qué queremos enseñar y qué queremos que aprendan.
En su caso, ¿qué recursos tecnológicos le han sido más útiles?
Yo utilizo muchos vídeos para introducir agentes externos. De esta forma, incorporo otras voces para que mis alumnos puedan escuchar a personas cualificadas que tienen un gran valor formativo. Con mis alumnos, que se forman para ser profesores, gestionamos plataformas de difusión de contenido como blogs o microblogs, de gestión de contenidos y organización, etc. Utilizamos todo tipo de dispositivos de forma espontánea para trabajar en proyectos a lo largo del curso.
¿Y para qué aspectos cree que no son útiles las tecnologías?
No es fácil decir para que no son útiles, pero se me ocurren varias cosas que no estamos haciendo bien con la tecnología. Por ejemplo, no estamos desarrollando todo el potencial expositivo que tiene. Hablamos mucho de información, que está por todas partes, pero poco de informadores. Yo tengo interés en conectar a mis estudiantes con fuentes, con personas que les puedan contar cosas, expandir su conocimiento. La tecnología no ha derribado las paredes del aula y sigue siendo un elemento mediador.
¿A qué se refiere con “elemento mediador”?
La tecnología es buena cuando media entre el grupo de aula y el mundo exterior. En la medida en la que vamos incorporando el aprendizaje por proyectos es cuando se plantean las fronteras que realmente debemos superar. No hablo de cosas muy sofisticadas como pueden ser las impresoras 3D, sino de cosas más sencillas. Tenemos mucho que explotar aún.
¿La tecnología acentúa las brechas entre centros?
Sí, esto lo vemos a diario. La tecnología no es neutral. Forma parte de un ecosistema capitalista que hace que se profundicen las diferencias. Un ejemplo muy concreto: creo que el Flipped Classroom puede ser muy interesante pero, como ya han dicho muchos autores, el aula invertida mal gestionada se encuentra con las dificultades para contratar servicios de internet o comprar dispositivos en los hogares de cada niño.
¿Cómo cree que se puede gestionar esto?
En la breve historia de nuestra educación digital, la escuela 2.0 tenía planes de mejora de las condiciones para contratar un acceso de una red de calidad, pero esto nunca se ha llevado a cabo. Fue un buen intento para superar la brecha, pero la realidad es que sigue ahí. El espejismo de que nuestros estudiantes tienen un teléfono a los 11 años no puede hacernos creer que las condiciones son idóneas en todos lo hogares. Una mirada acrítica nos puede llevar incluso a hacerla más profunda.
Ha mencionado el Flipped Classroom y la tendencia de invertir las clases. ¿Qué papel deben jugar los profesores en el nuevo paradigma de la educación?
El papel que deberían haber ocupado siempre. Giner de los Ríos inauguró el curso 1880-1881 de la Institución Libre de Enseñanza y entonces pedía a los docentes que transformaran el aula, que salieran, que tomaran datos de la realidad, que acompañaran a los estudiantes a ver la realidad y que volvieran al aula para sistematizar la información, para darle otras lecturas. Y acaba este texto diciendo que el docente será “un guía para el aprendizaje de sus estudiantes”. Los docentes creamos situaciones de aprendizaje, y algunas son más efectivas que otras. La tecnología ha venido a lanzarnos esto a la cara con contundencia.
Hemos hablado de docentes, de herramientas, pero ¿y los contenidos? ¿Siguen siendo útiles tal y como se plantean en la actualidad?
Tenemos tres situaciones que son paradójicas. Por un lado, tenemos el currículum que dictan las instituciones y que es como el universo, está en eterna expansión. Nadie tiene el valor político de recortarlo. Luego tenemos el currículum ajustado a los tiempos de la escuela, al calendario. Nadie es capaz de acabar los temarios. No han sido pensados con el tiempo en la cabeza, se han ideado con otros criterios.
¿Y por último?
Finalmente, tenemos el curriculum que demanda la realidad, que es sustancialmente distinto a los dos anteriores. Deberíamos dedicar más horas a comprender la realidad desde distintas disciplinas que no sean trabajar sobre contenidos que no conectan con lo que pasa alrededor de los niños y niñas. Estos tres elementos son conflictivos.
¿Cómo cree que puede contribuir la tecnología al aprendizaje cooperativo?
La base del aprendizaje en sí mismo es la colaboración y la comunicación. Aprendemos porque colaboramos con otros y porque nos comunicamos con ellos, sin depender de la forma en que nos enseñan. En la medida que seamos capaces de utilizar la tecnología para favorecer la colaboración y la comunicación estaremos favoreciendo el aprendizaje.
Entonces, ¿las TIC son una buena herramienta para aprender?
La tecnología está diseñada para esto precisamente, lo que falta es que nosotros sepamos unir las piezas del rompecabezas, que sepamos apostar por estrategias de enseñanza que promuevan la colaboración y la comunicación. Además, nay que introducir una visión crítica. Una presentación en power point, ¿en qué medida favorece nuestros objetivos? No por encender el proyector cubrimos la expectativa tecnológica del centro.
¿Qué consejo daría a un equipo docente que quiere introducir metodologías educativas inclusivas y no sabe por dónde empezar?
Cualquier experiencia innovadora hoy comienza por saber que no somos ni docentes ni centros aislados: vivimos en red. Esto significa que lo primero que debemos hacer es, no solo buscar referentes en internet para el trabajo que queramos realizar, sino también pedir ayuda y ofrecernos para trabajar en red. A partir de ahí hay varias cuestiones relevantes: revisar nuestras prácticas y ver qué tipo de resultados nos han dado; consensuar una visión de qué significa aprender, y por tanto cómo debemos enseñar en nuestro centro; crear comisiones de trabajo para los distintos retos que queramos afrontar; plantear cómo sabremos si hemos tenido éxito; y disponernos a convertir nuestro trabajo en una emocionante experiencia de desarrollo profesional y crecimiento personal. Con esos mimbres, éxito garantizado.
FUENTE:
No hay comentarios:
Publicar un comentario