Cambiar, compartir, InnoBar
Cualquiera que busque a día de hoy titulares relacionados con la educación podrá condensar el centro de la información en dos aspectos: la tecnología y la importancia del campo científico a corto plazo. Robótica, programación, matemáticas… parecen haber adquirido el rol de protagonistas de cara a un futuro no muy lejano. Sabemos que nos enfrentamos a una época en la que los jóvenes que ahora tenemos en las clases asumirán puestos de trabajo que ni imaginamos y sabemos que esas clases siguen siendo demasiado tradicionales para prepararlos.
Pero el panorama está cambiando. Durante este curso he descubierto dos grandes oportunidades de aprendizaje: las herramientas de G Suite y la proliferación de encuentros entre docentesque, de un modo u otro, se celebran para intercambiar prácticas.
A veces, ambas cosas pueden ir de la mano. Es lo que ocurrió a final de junio cuando tuve la oportunidad de participar en el InnoBar que se organizó en la Facultad de Magisterio de Valencia a raíz de unas jornadas sobre innovación.
En 6 minutos, los participantes debíamos explicar una actividad llevada al aula y relacionada con la tecnología. Fue una gran experiencia no sólo por poder mostrar, sino también por conocer a otros profesores interesados en el cambio metodológico que inventan tareas para motivar a los alumnos, meterse en su mundo y, además, conseguir que aprendan.
Por ejemplo, ¿qué tienen que ver los verbos irregulares en inglés con Class Royale? Pues más de lo que parece. Carlos Chiva nos explicó cómo había aprovechado el juego para introducir una parte del temario que se les resiste demasiado a los estudiantes de secundaria. El resultado había sido muy bueno, incluso los que llevaban peores notas habían mejorado en la evaluación.
O Pepe Comos, que inventó una Scape room para la clase de tecnología. Cartas con información, preguntas a resolver por fases, tiempo corriendo en contra… todo para escapar de las aulas prefabricadas del instituto en el que ha dado clase este año. Para saber si realmente habían aprendido, recurrió a Plickers, una aplicación que, con un barrido de la pantalla del móvil, capta las respuestas de los alumnos. Mínima tecnología para un centro con pocos recursos, máximo aprendizaje.
Después de verlos comprendí la importancia que tiene estar abierto a las nuevas tendencias y disponer de oportunidades para compartir. Hay muchos docentes que vienen pisando fuerte, algunos muy jóvenes. Deberíamos contagiarnos de la fuerza que tienen y darles voz para que su trabajo llegue a otros. En esta era tan digital, los profesores debemos asumir que nuestro papel ha cambiado. Aquellos que, como en la canción Changes de David Bowie, tenemos la sensación agridulce del que no se conforma con lo que ya ha hecho, pensamos que se puede mejorar y disponemos de nuevas herramientas que nos permitirán reducir la brecha generacional y acercarnos más al mundo de los jóvenes que pueblan nuestras aulas.
¿Nos apuntamos?
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