PENSAR EN LA ESCUELA: CUANDO EDUCAR ES PROVOCAR
Foto: flickr.com/albertogp123 |
Uno de los grandes problemas ante el que nos enfrentamos a la hora de mejorar la educación que ofrecemos en nuestras escuelas es que actuamos como si fuera un producto de consumo, es decir, evaluamos resultados puntuales, calificamos numéricamente los logros alcanzados, clasificamos en rankings...
Pero, en realidad, la educación es un proceso donde tan importantes son los objetivos alcanzados como el camino que se ha seguido para ello. En este contexto, educamos a personas que no se limiten a repetir lo que ya se conoce sino que sean capaces de hacer cosas nuevas, distintas, mejores.
Es por ello que tenemos que entender la figura del docente como agente provocador. Un profesor debeseducir y provocar a todos y cada uno de sus alumnos para que estos sean capaces de sentir interés por aprender, para que sean capaces de participar en la construcción de ese aprendizaje. Debe seducirlos para que estén motivador por aprender, para que superen la vulnerabilidad que implica ser consciente de que necesitan mejorar sus conocimientos, sus habilidades, sus destrezas, sus competencias. Debe provocarlos para que ser produzca una acción que lleve al aprendizaje y que este sea relevante y significativo.
Un docente es un provocador en todos los sentidos. En el sentido de incitar al aprendizaje (no de transmitirlo), porque con sus acciones aviva en sus alumnos la alegría por aprender, el entusiasmo que es el combustible que motivará a las personas a aprender de manera autónoma a lo largo de toda su vida. Pero también lo es porque su función es la de formar personas que sean capaces de pensar por sí mismas, que tengan espíritu crítico y no se limiten a obedecer las directrices que le marcan.
Provocar en la escuela es enseñar a pensar con autonomía, dotando a todos los alumnos y alumnas de las herramientas que necesitan para desarrollarse con plenitud en el mundo en que vivimos. Provocar en educación es hacer que cada persona sea constructor de su aprendizaje y disfrute de ese proceso.
La educación como provocación supone dejar de lado los patrones establecidos para reforzar el pensamiento creativo, dejar de lado la reproducción del conocimiento para producirlo, dejar de lado la obediencia ciega para incitar el punto justo de rebeldía.
Tomado del blog de Salvaroj
No hay comentarios:
Publicar un comentario