Escuela de los fracasos
Como sabes me gusta traer a blog personas invitadas para que compartan con nosotros sus ideas y experiencias. De este modo nos enriquecemos y aprendemos todos. En este caso quiero presentarte a mi invitada de hoy, Noe Gines (@noe_gines en Twitter). Como ella misma de define"Una mamá súper afortunada de tener el hijo que tiene. Desde siempre le llama muchísimo la atención el mundo de la educación en todas sus áreas y sobre todo desde que es madre. Se esfuerza cada día para ser la mejor versión que su hijo Álvaro pueda tener ya que considera que tenemos una enorme responsabilidad en el ejemplo que les ofrecemos y la forma que esto les afectará en su vida adulta. Trabaja como secretaria de dirección y quiere empezar a perseguir sus sueños, haciendo lo que disfruta, como por ejemplo, escribir..."
Comparto aquí el interesante artículo de Noe bajo el título "La escuela de los fracasos" que a buen seguro te hará reflexionar. Espero tus comentarios sobre el mismo:
Cuando éramos pequeños, mis 3 hermanos y yo, siempre solíamos jugar con mis primos. Nos encantaba pasar los fines de semana en familia, nos divertía muchísimo estar en el jardín haciendo de las nuestras, pero había uno de ellos, Fran, que siempre acababa llorando. No sabía perder. De pequeños no fue un gran problema, simplemente era el “llorón” pero conforme fuimos creciendo, se convirtió el primo al que más queríamos, pero con quien casi nadie quería jugar llegado el momento... Su gestión del fracaso era NULA, y convertía un momento divertido en una autentica tensión.
Hoy por hoy, vivo esto prácticamente a diario como madre de un niño de 6 años. Ya no es un caso aislado de “un niño que no sabe perder”. Actualmente, veo y vivo cómo todos los días nuestros hijos están en una continua competición, y donde son alentados por nosotros, los padres.
Nosotros, padres y madres que vivimos en la sociedad donde se nos mide y se nos identifica desde el Éxito y el Fracaso, donde vivimos con la certeza absoluta de que:
Éxito es la consecuencia del esfuerzo y del trabajo bien hecho => Fracaso es consecuencia de la desgana y del mal hacer.
Pues bien, últimamente no dejo de pensar lo necesario que sería una Escuela de Fracasos. Fracasos de todo tipo, y digo fracasos y no otra palabra menos “malsonante”, para darle el valor que esta palabra tiene por sí misma.
Tenemos la creencia, que todas las decepciones que sufrimos en la vida, tienen una connotación tan negativa, que no debemos llamarla así. Fallar, fracasar, adversidad... el resultado es el mismo: ¡Las cosas no salieron como esperábamos! Lo dimos todo, pusimos toda la carne en el asador, nos entregamos al máximo en cualquier aspecto de nuestra vida, y aún así... no fue, no salió, fracasamos...
He aprendido a lo largo de mi vida a darle reconocimiento a estas situaciones, he tenido y tengo fracasos de todo tipo en mi historial. Fracasos amorosos, profesionales, amistosos, familiares, y es, gracias a ellos, que hoy puedo mirar atrás y reconocer la diferencia entre una experiencia más y un aprendizaje.
Sueño con el día en que, nos enseñen desde la infancia:
- Que aún exponiéndote al máximo con un corazón enamorado y entregándote en todas sus formas en una relación de pareja, existe la probabilidad que la relación no funcione...
- Que en vez que sentirnos culpables, llenos de ira, buscando en qué punto nos equivocamos y haciéndonos preguntas sin respuesta, sepamos ver lo afortunados que somos de haber vivido lo vivido, incluyendo la decepción, incluyendo la adversidad...Cuanto aprendizaje venidero!! Cuanta capacidad de amar!
- Que hay que reivindicar el valor del fracaso profesional, el valor de intentarlo una y otra vez. Las entrevistas sin respuesta, el trabajo que no llega, el emprendimiento que no funcionó... Porque todo esto, hizo que nos lo replanteáramos todo , una y otra vez, buscando una salida que a veces llegó de forma casual y rápida y otras, en cambio, de forma lenta y dolorosa, pero siempre en la continua búsqueda de algo mejor.
- Que nos cuenten que los amigos y amigas, no son para toda la vida, los vínculos que trabajas lo son. Esos que son especiales, y que siempre lo fueron, desde aquel mismo momento en que se iniciaron, pero que sin trabajo, sin dedicación...se irán diluyendo, y se convertirán en “amigos o amigas”.
- Que los papás y las mamás, dejemos de contar cuentos de hadas, y les contemos a nuestros hijos e hijas historias de verdad, donde el protagonista es el que sabe reconocer la diferencia entre caerse y levantarse UNA Y OTRA VEZ, porque es así como construyó su final FELIZ.
FUENTE: EL BLOG DE OSCAR GONZALEZ
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