miércoles, 27 de enero de 2016

Docentes resilientes. Qué hacer cuando no hay nada que hacer

Docentes resilientes. El artículo de hoy es muy especial para mí porque por primera vez aborda el tema de la resiliencia desde la perspectiva docente. Son varios los artículos publicados en Justifica tu respuesta acerca de la resiliencia, pero todos estaban enfocados a los estudiantes. Si me he decidido a abordar este tema nuevamente es porque en nuestra labor como docentes se viven momentos de desánimo, momentos en los que no sabes qué hacer porque tienes la sensación de que no hay nada que hacer. Y no tiene por qué ser así.
¿Quieres saber qué cualidades poseen los docentes resilientes? ¿Quieres descubrir qué estrategias funcionan cuando tienes la sensación de que no hay nada que hacer? ¿Quieres aprender a superar la frustración y el desánimo? Si es así, te doy mi más sincera enhorabuena porque has dado el primer paso. Ahora sólo me resta invitarte a que continúes con la lectura de este artículo que espero te sea de utilidad. ¡Comenzamos!
docentes resilientes
Imagen extraída de Shutterstock

Docentes resilientes. ¿Qué es y para qué sirve la resiliencia?

Por definición, la resiliencia es la capacidad de superar cualquier diversidad saliendo reforzado de la misma. Si atendemos al origen de la palabra resiliencia, observarás que procede del término de origen latino resilio que podría traducirse como ‘rebotar’. La psicología ha adoptado este término precisamente de la física porque en física la resiliencia permite a un cuerpo físico recuperar la forma original después de haber sido sometido a una deformación como, por ejemplo, un colchón de látex.
La resiliencia, por tanto, permite a las personas afrontar y superar situaciones adversas, situaciones que en tu labor como docente seguramente habrás vivido en más de una ocasión. Los docentes resilientes son aquellos que tienen la capacidad de transformar lo negativo en positivo. Pero,
¿cómo se consigue tal transformación?
Sigue leyendo y lo averiguarás.
¿A qué se enfrenta un docente en su día a día?
Básicamente, el docente parte de dos posibles adversidades:
  • El ambiente o clima del aula o centro escolar. Esta primera adversidad podría relacionarse con un elevado número de alumnos, alumnos con un trastorno severo de conducta, mala o nula relación con los compañeros…
  • La situación personal. Esta adversidad es externa al centro y tiene que ver con tu estado de ánimo, autoestima, autoconcepto, miedos e inseguridades, fobias…
Cuando se juntan ambas adversidades es cuando los problemas dentro y fuera del centro escolar se agravan dificultando una buena labor docente. De ahí que sea tan importante la resiliencia para afrontar con las mejores garantías las adversidades que van apareciendo durante un curso escolar.

¿Qué características poseen los docentes resilientes?

No es fácil convertirse en un docente resiliente pero, sin ser fácil, sí es posible. Y este aspecto me parece fundamental porque sin ser innata, sí puede aprenderse. Los docentes residentes:
  • Son conscientes de transformar las adversidades en oportunidades.
  • Controlan su vida en lugar de que la vida les controle a ellos.
  • Son capaces de verbalizar cuáles son sus debilidades.
  • Son altamente empáticos.
  • Afrontan los problemas desde una posible solución y no recreándose en ellos.
  • Entienden que el fracaso es un proceso más de cualquier aprendizaje.
  • Saben felicitarse por sus éxitos y no se recrean en sus fracasos.
  • Se preocupan por su bienestar y por el bienestar de quienes los rodean.
  • Son responsables de sus actos y los asumen como propios.
  • Son conscientes de la importancia de centrarse en uno mismo y no en lo que deberían hacer los otros.
  • Son capaces de tomar la iniciativa ante las adversidades sin esperar que terceras personas les resuelvan los problemas.
  • Saben manejar adecuadamente el estrés para que no les afecte en su rendimiento profesional y en su vida personal.
  • Son optimistas.
  • Son capaces de desdramatizar determinadas situaciones por medio del humor.
Ser resiliente te permitirá tener una salud y una fortaleza emocional capaz de afrontar y superar las adversidades que tienen lugar a lo largo de un curso escolar.

Las 3 fases para convertirse en docentes resilientes.

Joan Vaello en su libro El profesor emocionalmente competente distingue tres grandes fases para convertirse en docentes resilientes. Son estas:
1. Resistencia a la destrucción. Esta primera fase consiste en aguantar las primeras adversidades importantes que se dan en un curso académico, es decir, aguantar sin derrumbarse o abandonar la práctica docente.
2. Reconstrucción. Consiste en ir recomponiéndose pese a las circunstancias adversas que rodean un curso escolar.
3. Fortalecimiento de defensas. Se basa en la previsión y prevención ante adversidades que pueden suceder en un futuro a corto o medio plazo.

Estrategias para convertirse en docentes resilientes.

Ahora que sabes algunas de las características de los docentes resilientes y conoces las fases por las que debes pasar para convertirte en uno de ellos, es el momento de abordar cuáles son algunas de las estrategias para facilitar convertirse en una persona resiliente, en un docente resiliente. Son estas:
  • Es fundamental estar y sentirse bien con uno mismo. Es imposible afrontar un curso académico desde una perspectiva resiliente si no estás emocionalmente bien. Hay que darse cuenta de ello y ser capaces de reaccionar para discernir si las adversidades que vives en tu centro son causadas por el ambiente del centro o por cómo te encuentras tú en ese momento.
  • Afrontar las adversidades de forma gradual. ¿Qué significa esto? Muy sencillo. Si tienes varias adversidades en tu centro escolar, nunca debes afrontarlas todas a la vez. Lo mejor es empieces por aquellas de más fácil resolución y controlarlas. Posteriormente se trata de ir afrontando las que te suponen una mayor dificultad, pero sin caer en la evitación, es decir, posponiéndolas durante todo el curso académico.
  • Pasar a la acción. Lo bueno de la resiliencia es que se trata de una competencia eminentemente práctica. ¿Qué quiere decir esto? Que hay que pasar de la palabra a la acción. Lo mejor es poner fecha al problema al que queremos enfrentarnos, llevarlo a la práctica y evaluar su grado de consecución. Si no se ha alcanzado el grado de consecución, se repite en otra fecha programada o se busca una solución diferente. Si quieres aprender a transformar problemas en soluciones te remito al siguiente enlace.
  • Vivir el presente sin que te consuma el futuro. Este apartado me parece fundamental. Las personas que carecen de resiliencia viven permanentemente en el futuro, es decir, viven y reviven los problemas que creen que pueden llegar a pasar sin darse cuenta de que la solución no radica en preocuparse por el futuro, sino en aprovechar el momento presente para, precisamente, poder disfrutar o afrontar con las mejores garantías el futuro que tantas veces nos consume y nos obsesiona.
  • Redimensionar los problemas. Algo que sucede con mucha normalidad entre docentes y no docentes es la tendencia a magnificar un problema o una adversidad. ¿Cuántas veces un problema que nos parecía enorme o imposible de resolver se ha resuelto de una forma sencilla o incluso se ha resuelto solo? De ahí que sea tan importante relativizar  y poner en perspectiva las adversidades para no caer en el error de pensar que son mayores de lo que se piensa.
  • Aprender de uno mismo. Aunque creo que es importante tener modelos de conducta entre tus compañeros de trabajo, no debes olvidar que estos compañeros no vivirán ni tu vida ni tus adversidades. Por tanto, de quien más puedes aprender es de ti mismo. Y  hacerlo desde los éxitos y desde los errores o fracasos. Ahí radica el verdadero aprendizaje y desde ahí se forman los docentes resilientes.
  • Saber pedir ayuda. Así es. No hay que avergonzarse de pedir ayuda a un compañero. No hay que avergonzarse por abordar problemas con la intervención de terceras personas. En este sentido es importante que partas de una ayuda que proceda de dentro del centro y otra que esté fuera del centro para fortaleza el ámbito escolar y el personal.
  • No sufrir hoy por lo que ha pasado ayer. Joan Vaello en su libro El profesor emocionalmente competente lo define comodesconexión emocional, es decir, no hay que recrearse ante lo que no ha salido bien el día anterior y más cuando se ha tratado de un problema de difícil o imposible solución.
  • Ser consciente de que todo problema tiene una parte positiva y un aprendizaje. Si no se es capaz de sacar nada bueno de un problema se corre el riesgo de que este problema se repita hasta enquistarse.

Docentes resilientes. A modo de conclusión.

A lo largo de mi carrera como docente, al igual que tú, he pasado por momentos realmente difíciles. Son momentos que me han puesto a prueba, momentos en los que he dudado si realmente servía para ejercer la docencia, momentos en los que no era capaz de hacer nada porque creía que no había nada que hacer.
Pues bien, rebelarme del no hacer nada ha sido providencial para mí, es decir, darme cuenta de que los problemas se resuelven mediante la acción, que los problemas y las adversidades no te hacen más fuerte, sino más resistente. La resiliencia o, lo que es lo mismo, la resistencia consiste para mí no en ganar, sino en
no darse nunca por vencido
Las aulas son espacios en los que siempre habrá sonrisas y lágrimas, alegría y dolor, aciertos y errores. Por tanto, si queremos convertirnos en docentes resilientes debemos tener muy claro que la mejor victoria parte de la mejor resistencia.
Acabaré con una cita de Von Sagant que reza así:
La derrota suele ser pasajera; es la claudicación la que la vuelve permanente.
Tomado del blog justifica tu respuesta.

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