domingo, 31 de enero de 2016

La extraordinaria historia del docente que respondió con un No lo sé a un alumno

No lo sé. Simple y llanamente no lo sé. El artículo de hoy quiere ser una reflexión sobre la importancia e incluso me atrevería a decir la necesidad de pronunciar estas tres palabras que en la sociedad actual y, por qué no decirlo, en muchas aulas se consideran palabras prohibidas, palabras tabú.
Si me acompañas en la lectura de este artículo te puedo asegurar que descubrirás en él un dato que a mí personalmente me dejó perplejo y que está relacionado con una simple comprensión lectora de tan sólo cuatro líneas y de cuatro simples preguntas.
Te aviso de antemano que las dos últimas preguntas, así como algunas de sus respuestas, no tienen desperdicio.
NO LO SÉ
Imagen extraída de Shutterstock

¿Qué respondieron los alumnos a las dos últimas preguntas de esta compresión lectora?

La idea de este artículo nace de la lectura de un libro o, si me permites la expresión, un texto revolucionario escrito a cuatro manos por el profesor de economía Levitt y el periodista Dubner, y que lleva por título Piensa como un freak.
Para aquellos que nos conozcáis a estos dos genios deciros que también son los autores del bestseller Freakonomics, un libro que lleva vendidos la nada despreciable cifra de siete millones de ejemplares en todo el mundo.
Pero, ¿qué tienen de especial Levitt y Dubner? Pues que sus libros son de esos libros que sirven para salir de una vez por todas tuzona de confort, que combinan una narración exquisita con una manera de reflexionar sobre el mundo desde la creatividad, la productividad o, lo que es lo mismo, desde un universo freak.
Ambos autores me han enseñado que es posible ver el mundo con otros ojos, desde una perspectiva privilegiada que hoy también quiero que sea tu perspectiva.
Volviendo al tema que nos ocupa, en el segundo capítulo de Piensa como un freak y que lleva por título Las palabras más difíciles hay una interensantísima reflexión sobre la expresión No lo sé.
Este segundo capítulo empieza con una sencilla narración que viene acompañada de cuatro sencillas preguntas.
Esta es la narración:
“Una niña llamada Mary va a la playa con su madre y su hermano. Viajan en un coche rojo. En la playa nadan, comen un helado, juegan en la arena y almuerzan unos sándwiches.”
Estas son las preguntas al hilo de esta narración.
1. ¿De qué color era el coche?
2. ¿Comieron pescado con patatas para almorzar?
3. ¿Escucharon música en el coche?
4. ¿Tomaron limonada en el almuerzo?
Tic-tac. Tic-tac. ¿Ya has respondido a las cuatro preguntas? Perfecto. Pues lo mismo hicieron un grupo de escolares británicos, de edades comprendidas entre los cinco y los nueve años. ¿Sabes cuál fue el resultado? Te aseguro que te dejará perplejo.
¿Qué respondió un alto porcentaje de los alumnos británicos a las dos últimas preguntas de la comprensión lectora?
Para empezar, te diré que casi todos los niños respondieron correctamente a las dos primeras preguntas de la comprensión lectora (rojo y no). ¡Bien por ellos!
Pero lo mejor viene ahora con las preguntas 3 y 4. ¿Y por qué es tan sorprendente lo que respondieron? Seguro que ya sabes la respuesta. Porque sencillamente no tienen respuesta y eso es precisamente porque la comprensión lectora no proporcionaba dicha información. Y aún así, aún así,
¡un increíble 76% de los alumnos respondió a las dos últimas preguntas con un  o un no!
Tras saber estos resultados, cabe hacer la siguiente pregunta:
¿Qué les llevó a responder sí o no a las preguntas que no tenían respuesta?
¿No crees, por tanto, que en las aulas se está haciendo algo mal?
En este capítulo Levitt y Dubner bromean diciendo que no son Te quiero las palabras más difíciles de pronunciar a día de hoy, sino que es mucho más dificil pronunciar un No lo sé. Al respecto de esta afirmación, me gustaría citar del libro el siguiente fragmento:
Mientras no puedas reconocer lo que todavía no sabes, será prácticamente imposible que aprendas lo que necesitas saber.
La frase es tremenda. Ahora entiendes lo de salir de tu zona de confort, ¿verdad?
Pues bien, al hilo de esta reflexión, los dos autores cargan de manera furibunda contra los que se denominan grandes expertos: expertos en macroeeconomía, expertos en meteorología, expertos en bolsa, expertos en política.
En resumen, grandes gurús que convierten sus predicciones en dogmas, grandes gurús incapaces de responder a ninguna pregunta con un No lo sé. Pero,
¿por qué a la gente le cuesta tanto decir No lo sé?
La respuesta es muy sencilla. En la mayoría de los casos,
el coste de decir No lo sé es más elevado que el coste a equivocarse
Por tanto, cada vez que una persona simula saber algo, lo que hace es protegerse a sí misma en detrimento del bien común. Porquenadie en la sociedad en la que vives quiere parecer estúpido y mucho menos derrotado al reconocer que no sabe una respuesta.

Docentes No lo sé.

Aquí es donde realmente quería llegar. Este capítulo escrito por Levitt y Dubner me hizo replantearme qué tipo de respuestas había dado a mis alumnos cuando no tenía respuesta.
Pues bien, voy a ser totalmente sincero contigo al respecto. Confieso que ha habido ocasiones y cuando digo ocasiones me refiero a más de dos y más de tres en las que el miedo al ridículo, la inexperiencia, la inseguridad, la presión del grupo o lo que sea me ha hecho responder algo que no sabía, es decir, no fui capaz en su momento de decir No lo sé.
Ahora te pido que seas sincero contigo y pienses si algunas vez te ha pasado lo mismo que a mí, es decir, has respondido a algo sin saber su respuesta.
Tic-tac, tic-tac…
Ahora que has tenido un momento para pensar en lo que acabo de proponerte, aprovecho para lanzar la siguiente pregunta,
¿por qué a los docentes nos cuesta tanto pronunciar un No lo sé?
Yo no sé la respuesta, pero Levitt y Dubner sí parecen tenerla.

Del sí o no al No lo sé. Del No lo sé alfeedback.

Curiosamente, las personas más sabias son aquellas que reconocen que todavía les queda mucho por aprender.
Desde la humildad que proporciona a algunas personas el conocimiento, Levitt y Dubner insisten en afirmar que la clave para aprender es el feeddback, la retroalimentación que obtienes de los que te rodean y de tu propia curiosidad, una curiosidad que siempre está fuera de la zona de confort.
¿Por qué es tan importante el feedback para el aprendizaje? Porque sin feedback no hay posibilidad de mejora, porque sin feedbackcontinuarás sin saber lo que ahora no sabes, continuarás cometiendo los mismos errores para siempre.

Ser un freak es saber decir No lo sé.

Pensar como un freak supone, precisamente saber decir No lo sé a lo que realmente no sabes. ¿Y cuál es el valor de un No lo sé? Para mí un No lo sé lleva consigo:
  • Valentía
  • Sinceridad
  • Humildad
  • Ganas de aprender
  • Curiosidad
  • Duda
  • Escuha activa
  • Diálogo
¿Qué significa para otros un No lo sé?
  • Debilidad
  • Inseguridad
  • Poder
  • Certeza
  • Monólogo

¡Es que No lo sé! A modo de conclusión.

El libro Piensa como un freak y en concreto su segundo capítulo me ha hecho pensar que tal vez el mundo no se ha construido a base de síes y de noes.
Quiero pensar que una parte del mundo que ahora nos ha tocado vivir, ha surgido de la valentía de aquellas personas que en su momento supieron decir No lo sé y, al instante, ser lo suficientemente freaks como para buscar por ellos mismos o con la ayuda de otros la respuesta correcta.
Ahora que estoy apunto de finalizar este artículo me doy cuenta una vez más que esta entrada no iba dirigida a ti, sino a mí por todas las veces que en un aula no he sido capaz de pronunciar unNo lo sé.
Así que el próximo día que en un aula un alumno me haga una pregunta que desconozca, espero tener la valentía para responderle lo siguiente:
– No lo sé, pero quizá podría averiguarlo.
Si tu respuesta es la misma, sé bienvenido al universo freak…
Libro recomendado: Piensa como un freak. Tomado de Justifica tu respuesta de Santiago Moll.

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