jueves, 7 de julio de 2016

¿Eres un docente boomerang? Descúbrelo en este artículo


¿Eres un docente boomerang? Descúbrelo en este artículo

2Docente Boomerang. El artículo de hoy no hubiera sido posible sin la lectura de un libro que me ha atrapado desde la primera página. Se trata del libro escrito por Teresa Baró y que se titula Manual de la comunicación personal de éxito.
En este manual Teresa habla de las actitudes boomerang, es decir, aquellas personas que a causa de determinadas actitudes provocan cierto rechazo en un determinado entorno o propician el fracaso de una relación.
Pues bien, mi intención es trasladar las cuatro actitudes boomerang que define la autora del libro y relacionarlas con la relación que un docente puede tener con sus alumnos.
¿Listo para conocer qué entiendo por docente boomerang? ¿Preparado par adescubrir qué cuatro actitudes provocan el rechazo de tus alumnos? Si es así, te invito a que me acompañes en la lectura de este artículo que creo que te puede ser de mucha utilidad.

Actitudes boomerang. ¿Qué aleja a un docente de sus alumnos?

Permíteme que cite un fragmento del libro de Teresa. El fragmento en cuestión reza así:
Conectar con una persona tiene su importancia para nuestro futuro. Y no conectar también. Los contactos desempeñan un papel determinante en la vida de cualquier persona. Cada vez que conocemos a alguien se nos abre un mundo de posibilidades, se abre una puerta, que abrirá otra y esta a su vez abrirá otras. (…) Lo que consideramos vida social nos brida la oportunidad de acceder a los demás,  sus experiencias, sus conocimientos, su forma de ver la vida y sus emociones.” (pág. 23)
Experiencias, conocimientos, forma de vida y emociones. ¡Casi nada! Al leer este fragmento uno se da cuenta del valor que cada persona, del valor que cada alumno puede aportar.
Porque todas las personas son por ellas mismas un universo extraordinario. Un universo que en el caso de los alumnos muchas veces no nos molestamos en explorar por distintas razones, tal vez la más frecuente sea la falta de tiempo.
Pero, junto con la falta de tiempo, también añadiría uno de los males endémicos de mi profesión, que es también la tuya: elsíndrome del experto. Pero,
¿qué es el síndrome del experto?
El síndrome del experto viene a ser la incapacidad de un docente de creer que puede aprender de las personas que tiene en su entorno, especialmente de sus alumnos.
La escuela tradicional, es decir, la escuela que entiende la educación desde un Yo hablo, tú escuchas (callas), desde la unidireccionalidad del mensaje, promueve en cierta manera este síndrome o, lo que es lo mismo, las cuatro actitudes boomerang que Teresa  Baró cita en su libro.

Docente boomerang. Las cuatro actitudes que te alejan de tus alumnos.

Las cuatro actitudes que cita el libro son las siguientes:
1. Actitud negativa
Algunas expresiones que reflejan esta actitud en un docente serían:
  • Esta clase es un desastre. No hay nada que hacer.
  • Estos alumnos no respetan nada.
  • Este curso será un desastre, ya lo veo venir.
  • Los alumnos me tienen manía.
  • Todos los alumnos me hacen enfadar.
  • ¿Qué quieres que haga? Si no hay nada que hacer.
  • Nunca tengo suerte con los grupos que me asignan.
  • Si estoy de mal humor, es por culpa de lo mal que se portan en clase.
¿Cómo se refleja esta actitud desde el punto de vista no verbal?
  • Rostro de preocupación, enfado, desinterés o menosprecio.
  • Cuerpo con una clara tendencia hacia el cierre, la apatía y el cansancio.
  • Resoplidos, chasquidos con la lengua y suspiros.
Qué hacer si caes en una actitud negativa.
Teresa propone en este sentido una expresión que me ha gustado mucho y que denomina entrar en una nueva rueda. Las propuestas que propone son realmente sencillas y creo que a corto plazo pueden propiciar el cambio.
2. Actitud defensiva.
Las personas y, en este sentido los docentes, no somos una excepción. Tenemos activado lo que Teresa llama un mecanismo de alerta ante lo posibles ataques de los demás. De hecho, defenderse es tan lícito como necesario en ocasiones.
El problema surge cuando como docente entras en el aula y tienes la percepción de que estás rodeado de peligros, es decir, de que tus alumnos son malos, que continuamente te están juzgando y evaluando, que te critican a todas horas e incluso que les encanta ridiculizarte.
En ese momento es cuando aparece la necesidad de protegerse y, automáticamente, se adopta una actitud cerrada e incluso en determinadas situaciones, agresiva.
El docente que mantiene una actitud defensiva acaba por recelar de todo y de todos sus alumnos. Es incapaz de estar relajado y difícilmente será capaz de abrirse.
Aquí tienes algunas expresiones que creo que reflejan esa actitud a la defensiva:
  • ¿Por qué me miras así?
  • Si, ya sé lo que me vais a decir.
  • ¿Qué pasa, no te gusta cómo explico?
Cuando este tipo de expresiones se convierten en una constante en el aula es cuando la relación con tus alumnos más deteriorada se vuelve.
¿Y cómo reacciona el cuerpo de un docente a la defensiva?
  • El docente mantiene una voluntad de estar lejos del alumno.
  • Pone barreras como, por ejemplo, la mesa del profesor.
  • Habla con los brazos cruzados.
  • Sostiene algún objeto delante del tronco.
  • Mantiene el cuerpo rígido.
  • Tiene movimientos bruscos y rápidos.
¿Qué otro problema supone una actitud a la defensiva?
Teresa apunta a algo que me parece muy interesante y es que
estar a la defensiva impide la escucha activa
¡Me ha encantado esta reflexión! Si quieres ver ejemplos de escucha activa en el cine, te remito a este enlace.
3. Actitud de soberbia.
Docentes que se adoran a sí mismos, que aprueban todo lo que hacen. Es más, se vanaglorian de ello. Docentes que se sienten el centro de todo.
Aquí van algunos síntomas:
  • Siempre tienen la necesidad de demostrar algo a sus alumnos.
  • Presumen conscientemente de lo que les hace superiores como, por ejemplo, el conocimiento de su materia.
  • Siempre hablan desde el “yo”.
  • No aceptan las críticas.
  • Tienen dificultades a la hora de pedir perdón.
  • Carecen, por lo general, de empatía.
Sobre este tipo de personas, Teresa insiste en que debemos tener cuidad de no permanecer mucho tiempo a su lado. Si no tienes más remedio que compartir tu tiempo y espacio con este tipo de persona, no olvides:
  • Mantener una autoestima alta.
  • Valorar lo que eres, lo que sabes y lo que tienes.
Y si eres un docente soberbio,
¿qué puedes hacer al respecto para remediarlo?
Teresa parte de la formulación de cuatro preguntas básicas. Una de ellas sería:
  • Si estás contento con el dominio de tu materia, ¿qué mérito tienes tu en ello?
4. Actitud de exceso de confianza.
¿Te ha pasado algunas vez sentirte incómodo ante un compañero que irradia una excesiva cordialidad? ¿Te han parecido un poco falsas en algún momento?
Puede que este tipo de personas, entre las que también hay docentes, generan en muchas ocasiones incomodidad y una cierta desconfianza.
En el caso de docentes con una actitud de exceso de confianza en el aula su comportamiento podría caracterizarse por:
  • Se alegran exageradamente de ver a sus alumnos.
  • Suelen hablar alto.
  • Hablan con un exceso de familiaridad.
  • Invaden el espacio personal.
  • Tocan a alumnos en momentos en los que no hay ninguna necesidad.
El tipo de rechazo que generan se debe a lo invasivos que son. Son personas que, en palabras de Teresa, “echan para atrás“. Invaden el espacio personal, obligan a un contacto físico de besos, abrazos, palmadas de manos exageradas.
Cómo detectar si eres un docente con un exceso de confianza.
  • El alumno tendrá la tendencia de quedarse paralizado a modo de autoprotección.
  • No conectan, es decir, hay una carencia de sintonía.
  • El alumno realiza movimientos de cierre como, por ejemplo, cruzar los brazos.
  • El alumno da unos pasos hacia atrás.
  • Desvía la mirada.
  • Esboza la sonrisa de Duchenne.

Docentes bommerang. A modo de conclusión.

Saber lo que no ha que hacer o ser para hacer lo correcto. Aprender a ser para conseguir que las personas, que los alumnos que tenemos a nuestro lado se acerquen a nosotros desde la calidez y la confianza, desde la bondad y con una amplia sonrisa.
Los alumnos, que son personas, no son un problema. Todo lo contrario. Nuestros alumnos son una excelente oportunidad para sacar lo mejor que cada uno tiene, sea innato o aprendido.
Cada uno de nuestros alumnos es un mundo y el aula es un universo increíble que todos los días tenemos el enorme privilegio de explorar. ¿Y explorar el qué?. Pues sus experiencias, sus conocimientos, su forma de vida y sus emociones. ¿Te apuntas? Yo, como siempre, cuento contigo.
Tomado del Blog Justifica tu respuesta


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