Una educación para formar personas, no meros trabajadores


También se ha minimizado la educación artística, otra forma de expresión de la libertad y una base del disfrute humano de bajo impacto. Pintar, dibujar, hacer o leer poesía, o disfrutar de un cuadro, tiene menos impacto que otros modernos disfrutes tecnológicos.La educación ambiental, por otro lado, no podemos ya dejarla como algo secundario o algo trasversal vacío. Es urgente darle la importancia que merece, aunque sea trasversalmente a través de otras asignaturas.
En otras materias, como en matemáticas, los temarios básicamente se repiten año tras año (en la ESO) enseñando a operar más que a pensar. Lo cual se complementa bien con reducir la filosofía. No son pocos los que ven en esto un plan perfectamente orquestado para conseguir gente mansa e hipotecada, que trabaje y pague sus hipotecas, y que no piense mucho. También hoy Sócrates hubiera sido molesto para la clase política dominante. ¿Cómo se atrevió a enseñar a pensar?

Pero lo peor de la última ley educativa es que fue aprobada sin consenso alguno, con toda la oposición en contra de ella, abusando de la mayoría que contaba el gobierno y de espaldas al colectivo educativo. Es urgente una ley educativa que vertebre un sistema ahora casi invertebrado y que nazca de un pacto, como pide el filósofo José Antonio Marina (aunque hay que consensuar las formas).
En un mundo futuro donde el trabajo va a escasear más aún, una buena educación será esencial y ésta debe, además, fomentar la creatividad, la inteligencia emocional, el respeto a los demás y a la Naturaleza, la empatía…

- AGRADECIMIENTOS: A M. Ángeles Navarro Girón por sus valiosas aportaciones desde su experiencia en diversas etapas de la educación en España.
- Tomado del BLOGSOSTENIBLE
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