miércoles, 28 de septiembre de 2016

¿APRENDER O APROBAR? ESA ES LA CUESTIÓN…

¿APRENDER O APROBAR? ESA ES LA CUESTIÓN…

¿Aprender o aprobar? ¿Memorizar o comprender? ¿Repetir literalmente o explicar con tus propias palabras? ¿Atender a un número o atender al progreso? ¿Priorizar el examen o valorar la evolución?

Preguntas y más preguntas a las que podemos añadir algunas más, pero todas ellas tiene algo en común: Generan un debate sobre el sistema de evaluación seguido por profesores, centros escolares y el sistema educativo en el que nos encontramos inmersos.

Partimos de la base, de que un alto porcentaje de profesores emplean exámenes como medio de evaluación de sus alumnos, en gran parte porque al final tienen que reflejar un número en el denominado boletín de notas y en el expediente de los alumnos. Ahora bien, ese número final qué refleja, ¿únicamente la media de los exámenes o esa media junto a una valoración realizada a cada alumno sobre su evolución durante el curso, actitud en el aula, compañerismo, etc?

Aquí es donde comienza el debate, hay profesores que se centran en la nota de los exámenes, dando a esta un 90% de la nota final y dejando un 10% a tareas diarias, participación y comportamiento en clase. Sin embargo, hay otros docentes que no dan tanta importancia a los exámenes, dejando ese porcentaje a un 40 o 50%, prestando así mayor atención a la participación, trabajo continuo, compañerismo, actitud en el aula y progreso. Cada uno defiende la decisión que haya tomado y es muy respetable, lo importante es poder debatir y dialogar al respecto de manera respetuosa,como sucede en muchos centros escolares a la hora de plantear el sistema de evaluación de las asignaturas.

Después de esto, me gustaría desgranar los diferentes elementos que formarían parte de la evaluación de los escolares.
  • En primer lugar, está el elemento que más peso tiene: EL EXAMEN. Ante este, todos los alumnos responden a las mismas cuestiones referidas a unos contenidos que han debido estudiar y han sido trabajados en clase. Hay estudiantes que aprueban, otros que suspenden o que lo sacan “raspadito”, como se suele decir coloquialmente.










El alumno que suspende, ¿es porque no ha estudiado? En muchas ocasiones, la respuesta que sale de primera impresión es sí. Pues bien,quizá ese alumno que ha suspendido lleva estudiando días, en su casa con sus repasos lo entendía, se explicaba con sus palabras, pero ante el examen se pone muy nervioso, no recuerda literalmente los contenidos o le cuesta expresar lo que quiere decir y él sabe lo que es. Ahora, el alumno que ha aprobado o ha sacado muy buena nota ¿ha estudiado mucho? Igual la respuesta en muchos casos es no, porque puede ser un aprendiz con una gran memoria fotográfica, retiene literalmente los contenidos y lo reproduce en la hoja de examen tal cual están en el libro.

La cuestión es: ¿lo han comprendido? Un aprendizaje memorístico no te ayuda a comprender, sin embargo cuando manejas la información, le das forma, tratas de contrastarla con otra, sí comprendes ese contenido. Entonces, ¿qué es valorado por el profesor?

  • En segundo lugar, EL TRABAJO DIARIO. Hay alumnos que realizan las tareas todos los días, preguntan dudas, participan en debates del aula. Aquí se puede ver si un alumno comprende los contenidos trabajados, dejándole explicarse con sus propias palabras, pidiéndoles un resumen, que no sea copia pega, de lo estudiado, o participando, por ejemplo en juegos tipo trivial para el repaso de contenidos.










Esto sí se puede y debe valorar en una evaluación de los estudiantes. Aquí el profesor verá a aquellos que se esfuerzan por llevar la asignatura al día, tratan de comprenderla, se implican, etc. ¿Por qué hay que estar atentos a esto? Porque puede suceder que a estos alumnos la situación de examen les ponga nerviosos o quieran explicarse con sus propias palabras y se líen tratando de ser claros. Lo que les limita a la hora de obtener un buen resultado, pero su trabajo diario y explicación de los contenidos de cada día les permite tener esa buena valoración.

Recordemos que no todos los menores que forman parte de un aula son iguales, por ello es importante adaptarse a las necesidades y demandas del grupo que tenemos ante nosotros, sabiendo valorar lo que necesita cada alumno y a lo que podemos atender en cada momento.

  • En tercer lugar, debemos tener en cuenta EL RESPETOEmuy importante tener en cuenta los valores en el aula, el trato entre compañeros y hacia los docentes. Por ello, podemos encontrarnos con alumnos que saquen 9 y 10 en los exámenes, pero en el aula están continuamente hablando, no colaboran con los compañeros, hay faltas de respeto o son intolerantes. Esto también se debe tener en cuenta, ya que no se puede permitir tener pequeños tiranos en el aula y por tanto deben saber que ese tipo de comportamientos y actitudes no se aceptan y repercuten en sus resultados.












Este aspecto genera en ocasiones un conflicto entre profesores y padres, ya que hay padres que únicamente valoran la nota de su hijo, sin tener en cuenta lo que sucede dentro del aula. Así, atienden a las notas de exámenes y cuando en el boletín esta es más baja no están de acuerdo y buscan explicaciones en el profesor.

Con respecto a esto, me gustaría reflejar un caso real de un profesor que hace pocos días mandó un mail a todos los padres. En él indicaba claramente que la evaluación de sus alumnos no iba a ser únicamente la nota de los exámenes, que la actitud en la clase, el trabajo diario, el compañerismo, el respeto y el trabajo cooperativo entre los aprendices tendría un gran peso. Así aclaraba a los padres, que no pensaran que la nota final de sus hijos fuera la obtenida en los controles. Y he de decir, que estoy de acuerdo con lo que plantea este profesor y por supuesto con informar a los padres de esta medida adoptada.

Teniendo en cuenta lo reflejado hasta aquí en los tres aspectos: examen, trabajo diario y respeto, se pueden hacer muchas fórmulas de evaluación, dando mayor o menor importancia a unas u otras.

Desde mi punto de vista y por el trabajo realizado con menores, creo que para el buen desarrollo personal, y aquí introduzco también lo académico, una evaluación centrada en el progreso y en valores va a ser mucho más reconfortante, satisfactoria y a largo plazo. Esto se deberá a que fomentaremos una comprensión de contenidos, trabajaremos actitudes y valores determinantes para el desarrollo futuro de los aprendices, ya sea en el ámbito académico más cercano a ellos (por el momento presente y a medio plazo), como en el laboral (a largo plazo), sin dejar de atender al social.

¿A qué daremos más peso, a aprobar o a aprender?
TOMADO DE:
Maria Jesús Campos

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