Escola Joaquim Ruyra: “Todos participan en la construcción de la escuela”
Los buenos resultados de su escuela en las recientes pruebas estandarizadas han causado gran revuelo. ¿A qué atribuyen este éxito?
R: A muchos factores. Tiene mucho que ver con la forma en que organizamos los recursos, tanto humanos como sociales, desde la comunidad. Así, la implementación de algunas actuaciones de éxito, como las comisiones mixtas con las familias (donde el profesorado discute con los padres para establecer los objetivos y la forma de conseguirlos), las tertulias literarias, la formación de familiares, las horas de biblioteca tutorizada…
¿Qué son las actuaciones de éxito?
M: Son los grupos interactivos, las tertulias literarias, la formación de familiares… Se les llama así porque están constatadas por estudios internacionales de universidades. Aquí en España destaca la UB y, a nivel internacional, Cambridge también realiza muchos estudios.
¿En qué consiste un grupo interactivo?
M: Es una forma de trabajo que se aplica en todos los ciclos de la escuela (desde los 3 hasta los 12 años) con, obviamente, diferencias por edades. En una clase de dos horas, dividimos a los alumnos en cuatro grupos. Paralelamente, se determinan cuatro actividades distintas, sobre la misma materia, que se deben realizar en veinte minutos. Así, disponemos de un cronómetro que, cada veinte minutos, marca el final de una actividad y el comienzo de la siguiente. Por tanto, cada alumno pasa por todas las actividades distintas. Un estudio nos demuestra que el tiempo máximo que puede trabajar a máxima intensidad un alumno es de veinte minutos, así que conseguimos aprovechar cada minuto de la clase.
R: Se les llama interactivos porque implican que cuando un alumno no entiende un concepto, otro componente del grupo que sí lo ha asumido deberá explicárselo para completar la actividad. En este diálogo es donde se encuentra el mayor aprendizaje.
Han conseguido establecer fuertes relaciones de confianza con las familias de los estudiantes, ¿cómo lo han hecho?
R: Haciendo trabajo de calle. Cada mañana estamos en las puertas del colegio para recibir a los alumnos y relacionarnos con los padres.
M: Y, sobre todo, mediante el diálogo. Por ejemplo, no hay unas horas de despacho determinadas, sino que el horario está montado de forma que siempre haya alguien para recibir a las familias.
Se puede vincular esta relación con las familias con el concepto de Comunidad de Aprendizaje. ¿Qué implicaciones tiene que la escuela Joaquim Ruyra sea una Comunidad de Aprendizaje?
R: Cuando emprendimos este proyecto, lo representamos con un “barco de los sueños”. En él, cada componente de la comunidad, ya fueran alumnos, familias o docentes, plasmaba sus deseos respecto al proyecto. Todo el mundo participa en la construcción de la escuela, ya sea mediante charlas o mediante pequeños gestos como el voluntariado en las aulas.
Y respecto a la evaluación de los alumnos, ¿de qué forma se hace el seguimiento?
M: Supervisamos estas actuaciones de éxito a lo largo de todos los ciclos de la escuela.
R: Nosotros entendemos que la evaluación no se puede hacer solo al final, sino que se debe hacer a lo largo del proceso. De esta forma, tenemos la capacidad de modificar el proceso para encarar las actuaciones de éxito hacia los objetivos.
Entonces, ¿se hacen exámenes?
R: Por supuesto, en la escuela se debe enseñar a los alumnos a defenderse frente a lo que se encontrarán en el futuro, y en estudios superiores deberán hacer exámenes. Aun así, las pruebas que hacemos son muy competenciales, es decir, no fomentamos las actividades meramente memorísticas, sino que potenciamos el razonamiento. Los alumnos se encuentran con actividades que les plantean problemáticas relacionadas con el contenido de la asignatura, en las que deben aplicar el sentido crítico, razonar, explicar el porqué, dar su opinión y analizar.
¿De qué forma se tratan las necesidades especiales de los alumnos?
M: Antes de empezar el curso, en verano, se dedican muchas horas a organizar el horario. Intentamos que en todo momento haya dos profesores por clase y que ningún alumno salga del aula. Por lo tanto, ningún niño va a las aulas de acogida o a educación especial.
El modelo que ofrece la escuela, basado en el trabajo con grupos interactivos, en la Comunidad de Aprendizaje y en el seguimiento paulatino de los alumnos, ¿es el futuro de la educación?
R: Partimos de la base que cada escuela tiene una realidad distinta y que las herramientas se deben adaptar a este contexto. Dicho esto, somos conscientes de que nuestro modelo funciona, ya que está probado por estudios científicos. Aun así, hay muchas formas de innovación en el aula que son eficaces, no solo la nuestra.
M: Hay que tener en cuenta que el equipo docente debe estar dispuesto a hacer este cambio, y en ocasiones no se da el caso.
¿El equipo del Joaquim Ruyra siempre estuvo dispuesto a encarar este cambio?
R: Es que tiene que ser así, si no es imposible. Es más, toda la comunidad educativa debe estar dispuesta a implantar la novedad. El cambio vino a partir del año 2000, cuando la población inmigrada empezó a llegar al contexto de la escuela y los alumnos extranjeros aumentaron mucho. En apenas 15 años, hemos pasado de tener un 20% de población de origen extranjero a un 92%. En ese momento, podríamos haber seguido igual y quejarnos de la situación, pero decidimos aprovechar la diversidad y hacerlo un hecho diferencial.
Por un lado usan libros de texto de Vicens Vives y por el otro tienen iniciativas como una revista electrónica. ¿Cómo se conjuga el uso de los libros de texto y la tecnología?
M: Le damos mucha importancia a la tecnología, pero como un recurso más.
R: Con la planificación del curso y los objetivos delante, decidimos qué materiales necesitaremos para llevarlo a cabo. En algunos momentos me irá bien el libro, en otros la tablet y en otros un material propio.
M: Y nos diferenciamos de otras escuelas porque no disponemos de una hora de aula informática. Tenemos aula de informática, pero se usa cuando se necesita, no cuando lo pone en el horario.
Parece que es incompatible que la diversidad y el éxito académico coexistan en las escuelas. ¿Son un ejemplo de que es posible ser una escuela diversa y con buenos resultados?
R: Totalmente, me voy a mojar (ríe). Lamentablemente, en las escuelas se diseñan las actividades de acuerdo con las limitaciones de los niños.
M: Entonces se acaban haciendo actividades que se ajusten a estos límites, no se va más allá. Es desmotivador e injusto con el niño.
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