Bryan Alexander: “La tecnología ha derribado las puertas de las aulas”
Recuerda que cuando tenía 12 años viajaba en coche con sus padres y vio un edificio con grandes muros en el exterior que pensó que era una nueva prisión. Resultó ser una escuela, se lamenta, a la vez que admite que es el tipo de distopía que quiere prevenir. Actualmente es un reconocido educador que plantea posibles escenarios para preparar a los educadores ante el incierto futuro.
A partir de los informes educativos que empezó a elaborar en 2011, ¿cuáles han sido los cambios más significativos en educación y tecnología?
Principalmente la tecnología de los dispositivos móviles, pero también cabe destacar la educación abierta, una tendencia que año tras año va incrementando. A pesar de que aún no ha alcanzado a la mayoría de profesores, es un cambio revolucionario muy poderoso con un impacto especialmente significativo en naciones en desarrollo. El tercer cambio es el dominio de lo que los europeos llamáis Entorno Virtual de Aprendizaje (EVA).
¿A qué hace referencia este término?
Hablamos de las herramientas digitales que aparecieron en los noventa y que siguen usándose de manera generalizada por parte de instructores y profesores. En muchos aspectos se trata de tecnología regresiva, muy antisocial y anticuada; y su principal uso consiste en compartir materiales en clase. Como herramientas tecnológicas, pero mucho más innovadoras, también me gustaría destacar el auge en el uso de las redes sociales.
¿Qué utilidad se les da a estas herramientas por parte de las organizaciones educativas?
Principalmente se usan a nivel informativo, a pesar de que una minoría de profesores también las utiliza para mejorar la experiencia en clase. La excepción es Youtube, una herramienta muy popular entre los docentes, especialmente para mostrar vídeos de lo que se está explicando en el aula. A pesar de ello, su aplicación es todavía únicamente consumista, ya que no se producen contenidos de calidad.
¿Qué aplicación tienen las redes sociales a nivel educativo?
Su potencial es enorme, pero todavía se encuentran en una fase incipiente. Por ejemplo, se pueden elaborar podcasts como herramientas de investigación, crear un blog para los alumnos como alternativa a los foros de discusión o animar a los estudiantes a escribir en Twitter…
A partir de su experiencia, ¿hay alguna curiosidad sobre la evolución del sector de la educación y la tecnología que considera importante destacar?
En los años noventa creía que los mundos virtuales serían un aspecto muy importante para la educación y en la primera década del siglo XX el universo conocido como Second Life fue muy popular. Pero pasaron de ser el futuro a no significar absolutamente nada. En cambio, uno de los elementos que sí se está utilizado a nivel educativo es el conocido gaming, una tendencia que consiste en el uso de juegos y videojuegos dentro de las aulas.
¿Cuáles son las contribuciones más positivas de la tecnología en materia de educación?
Hay multitud de contribuciones positivas, pero destacaría que la tecnología ha permitido derribar las puertas de las aulas, ya que actualmente son globales. El trabajo que se realiza en clase es más accesible para el mundo exterior. También me gustaría subrayar que cada vez los estudiantes producen más contenidos de calidad que comparten a través de la tecnología, lo que les empodera como ciudadanos y como aprendices.
Y, ¿las negativas?
Uno de los problemas que preocupa a muchos profesores es económico. Es probable que las horas de enseñanza se reduzcan en un futuro a causa de la tecnología, ya que cada vez es más accesible la educación global a través de Internet sin necesidad de desplazarse.
Hablando del futuro, usted se define como futurista. ¿A qué hace referencia este término?
Un futurista es aquella persona que intenta entender las tendencias que nacen en un determinado campo, en mi caso en el sector de la educación, y profundiza en el conocimiento de lo que podría ocurrir en distintas situaciones. Asimismo, pretende ayudar a los profesionales del sector, en mi caso a los educadores, para que puedan estar mejor preparados para lo que pueda deparar el futuro.
De los escenarios que usted plantea a los profesionales de la educación, ¿cuál cree que es el más viable?
Se trata de un escenario generalizado para todo el mundo y que permite tener una visión optimista. Creo que si nos reunimos de nuevo dentro de una década y nos preguntamos qué ha pasado en los últimos 30 años, la respuesta será que ha habido un renacimiento, que hemos pasado por una gran evolución de la creatividad humana. Todas las personas tendrán acceso a la tecnología, a partir de la cual podrán compartir sus pensamientos, sus sentimientos, sus creaciones… Habrá sido un tiempo glorioso.
¿Qué papel tiene la educación en este escenario?
Es clave. Gracias a la educación los estudiantes serán productores de contenido, tanto digital como no digital de calidad, por lo que serán muy poderosos. Los alumnos de cualquier parte del planeta, desde Los Ángeles hasta Tokyo, colaborarán unos con otros y compartirán materiales propios a través de la tecnología.
Para finalizar, ¿cuáles son los aspectos que determinarán el futuro de la educación?
Deberemos prestar atención a la necesidad de hacer más accesible la educación a los ciudadanos, especialmente a los que tienen un poder adquisitivo menor; a la integración de la tecnología en educación, un elemento muy importante y, finalmente, a la parte económica que apuntaba como uno de los aspectos que preocupan a los docentes.
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