Calidad docente: 21 aspectos a revisar para el maestro del siglo XXI
Publicado: Jue, 10/12/2015 - 16:00
Mucho se habla de la calidad educativa pero es importante aclarar qué aspectos hacen que un docente sea un profesional de calidad para alcanzar dicha meta.
“Educar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida.”
Pitágoras
La calidad es un tema de moda que hoy en día es muy mencionado en la Educación, bajo el nombre de calidad educativa. Aunque la calidad es un aspecto muy macro, para poder hacer parte de ese andamiaje es indispensable que uno de los actores principales para que esto se dé, en este caso los docentes, estén comprometidos con la causa. Es por ello que se requiere hacer un análisis más profundo, que podría ser denominado calidad docente, con el fin de conseguir escuelas efectivas.
Al estar en la docencia, no hay distinción si es pública o privada, si es formal o informal, es una opción de vida. Para ser docente requiere tener vocación. Esta es la que hace que día a día esté motivado y motivando al estudiante con un sentir social y con una capacidad de inspirar para que ellos hagan parte de una forma activa en el proceso educativo. No cabe duda que si queremos calidad en la educación, el docente requiere tener calidad en su labor diaria y una alta motivación. Aquí el punto es determinar si definitivamente quien se dedica a esta labor es consciente del rol tan importante que representa y que hace parte del desarrollo de una sociedad. Lo más significativo es garantizar que exista un compromiso individual, del yo, en primera instancia, donde se influya en el desarrollo de competencias en el ámbito personal y profesional a través de formación permanente, tal como se da con las TIC, el mundo está cambiando, por ende los que se dedican a esta gran profesión, también.
Esta afirmación planteada, lleva a quien se dedica a la docencia a cuestionarse si en realidad realiza su profesión con calidad, para ello es indispensable hacer un proceso de reflexión sobre 21 aspectos que encierra ciertas características que son necesarias para llevar a la efectividad de los procesos formativos, ellos son:
1. ¿Sabes los que significa la palabra docente o maestro?: Según el diccionario de la Real academia de la Lengua, docente se define como: “Individuo preparado y capacitado con estudios superiores que ejerce o enseña una disciplina, asignatura o ciencia”. De esta manera se puede afirmar que ser docente es una acción individual que se enfoca en actividades de tipo pedagógico, con un compromiso imprescindible el de educar verdaderamente y eso solo se consigue si se tiene un conocimiento previo. Querer ser docente viene de una convicción, la de ser maestro, y esto contribuye a que se den varias acciones de tipo social, intelectual, afectivo, que día a día se debe perfeccionar.
Lo anterior lo podemos complementar con lo que dice Gibran, Khalil: “Aquel que desee convertirse en maestro del hombre, debe empezar por enseñarse así mismo antes de enseñar a los demás; y debe enseñar primero con el ejemplo antes de que lo haga verbalmente. Pues aquel que se enseña a sí mismo y rectifica sus propios procedimientos, merece más respeto y estimación que el que enseña y corrige a otros, eximiéndose a él mismo”.
2. Eres un docente comprometido: en realidad eres consciente de la gran responsabilidad que tienes con el rol docente. Un docente comprometido lo primero que debe hacer es reflexionar sobre su práctica, si se esfuerza con sinceridad en ser cada día mejor, si se preocupa por su estudiante, por sacar lo mejor de él, por preparar sus clases sin ir a improvisar, si se renueva y tiene la capacidad de involucrar al estudiante al proceso formativo con pasión. Si su compromiso con la enseñanza le permite admitir que se equivocó e inclusive que desconoce algo.
3. Sabes leer: muchos dirían que es absurdo hacer este tipo de reflexión, si se “supone” que haber terminado una secundaria o una profesión, lo mínimo requerido es que se sepa leer, pero esto va más allá, el problema no es que sepa que la m con la a es ma, la real preocupación es que tanta comprensión lectora tengo. Es alarmante que un docente no sepa interpretar el pensamiento de otros, y peor aún, se le dificulte el leer un libro o un artículo que sea de interés, no solo a nivel profesional, sino a nivel personal. ¿Cómo queremos inspirar a nuestros estudiantes para que lean y comprendan si nosotros no somos ejemplo?
4. Sabes escribir: al igual que el aspecto anterior, se “supone” que escribimos. La pregunta va más allá: ¿redactamos bien? ¿hacemos un escrito que tenga hilo conductor? Exigimos y criticamos a los estudiantes, pero que tanto doy yo con mi ejemplo. Y lo más impactante que tan buena ortografía tengo: ¿sabe la diferencia entre ves y vez? Suena que es lo obvio y las personas que estén leyendo este escrito, pensarán que estoy desenfocada al plantear estos aspectos, pero lo anterior está basado en la realidad de algunos docentes. No son todos pero es importante que nos cuestionemos y garanticemos que nuestra labor está enfocada en lograr la efectividad en el aprendizaje.
5. Estoy comprometido con el saber convivir: al ser docente no es solo enseñar y lo que me toca, hay un aspecto de índole transversal que hace parte del proceso enseñanza – aprendizaje y es el saber convivir. Se debe fomentar el sentido de los valores como el respeto, la tolerancia, la responsabilidad, la humildad, la solidaridad que hoy en día son tan necesarios y que se están perdiendo. No es hacer una asignatura que los trabajes, es que todos estemos comprometidos por fomentar el saber convivir desde mi práctica.
6. Soy puntual: como estoy en la posición de formar a otros, ser impuntual podría generar indisciplina y mala disposición del estudiante para su proceso de aprendizaje. El ser puntual genera certidumbre en el estudiante, proyecta respeto hacia él y no se debe dar el lujo de permitir que se piense lo contrario.
7. Evalúo o califico: que tanto estoy comprometido con el proceso de aprendizaje, si lo más importante es que se dé un resultado cuantitativo o si estoy comprometido con ‘cualificar’ el aprendizaje y la comprensión de cada uno de los conceptos. El evaluar no debe ser sinónimo de terror o de coacción.
8. Mejoro mis estrategias pedagógicas: me preocupo por un aprendizaje autónomo que me permita actualizarme en cuanto a las estrategias pedagógicas que puedo aplicar y ser innovador a la hora de transferir el conocimiento.
9. PHVA para los ambientes de aprendizaje: utilizo el ciclo PHVA (Planear – Hacer – Verificar – Actuar) a la hora de desarrollar la práctica pedagógica en ambientes de aprendizajes, propicios e indicados que permitan una mejor aprehensión.
10. Formación: me preocupo por actualizarme sea a través de formación constante y continua o de manera autónoma, desarrollando competencias profesionales que promoverán más adelante en el estudiante el experimentar, indagar, construir un pensamiento crítico y reflexivo. Si tengo una profesión diferente a la educación y soy docente, debo preocuparme por aprender aspectos esenciales de la pedagogía, que me van a permitir ejercer mejor mi rol y no desmeritarme frente a la calidad educativa.
11. Soy ecológico: valoro el medio ambiente, promuevo la responsabilidad ambiental que tenemos con el planeta y la vida misma en armonía con la naturaleza. Por ejemplo: qué hago con un papel que deseo botar y no hay una caneca cerca. La respuesta que me dé a este interrogante, promoverá el hecho de la enseñanza que imparto a través del ejemplo.
12. Uso de las TIC: qué tan comprometido, actualizado y responsable soy con el uso de las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) y qué promuevo con mis estudiantes estando en el aula. Me apoyo en las TIC con videos, internet, documentales, evaluaciones virtuales para el proceso de enseñanza – aprendizaje.
13. Promuevo proyectos: con mis estudiantes promuevo nuevos proyectos que trabajen el conocimiento de una forma didáctica, que transversalmente promuevan el sentido de responsabilidad y emprendimiento.
14. Hago reconocimiento individual: reconozco y valoro el desarrollo individual, observando comportamientos y procesos de aprendizaje.
15. Me preocupo por el bienestar integral: todos debemos estar comprometidos con el bienestar integral, no con el protagonismo y el yo-ismo, que tal vez produzca una satisfacción personal, pero no contribuye para nada en el bien común y por ende en entregar calidad al proceso educativo.
16. Me preocupo por aprender o saber una segunda lengua: es imprescindible que en la actualidad nos enfoquemos en desarrollar esta competencia que es muy necesaria para las condiciones de globalización.
17. Equilibrio: debemos preocuparnos por estar en armonía con nosotros mismos, con nuestra familia, con nuestro hogar, con nuestros compañeros, con los estudiantes y con la misma comunidad educativa. Si no consigues esto, no puedes dar, lo que no tienes y lo que puedes proyectar y enseñar es incertidumbre y angustia. Recuerda que tú haces un aporte al estudiante, no importa si es grande o pequeño, lo que importa es que ese aporte influye en la vida de alguien, de manera positiva o negativa.
18. Comunicación asertiva: debemos lograr que el contenido del mensaje no se pierda. A la hora de querer transmitir un mensaje, debemos ser coherentes con lo que queremos decir y expresar, sin atacar o que la persona se sienta atacado. Es llegar a la solución del aspecto que se quiera tratar.
19. Saber para servir: nuestro conocimiento no es para medir a la hora de ser docente que se más que otro, es de lógica que es así, sino no podrías ser docente. Nuestro saber es una oportunidad de impactar de manera social a alguien. De servir (dar algo en beneficio de otro) y nuestra vocación no debe permitir que esto se olvide. No soy docente para demostrar qué tanto sé, soy docente para servir, inspirar, convocar, al llamado de alguien sediento de conocimiento.
20. Tolerancia: un buen docente mantiene la calma o serenidad en situaciones difíciles. Ser tolerante en ningún momento te hace perder la autoridad. Lo importante es dejar las reglas claras. El punto es ejercer una práctica docente donde se dé calidez, consejos, comprensión, el saber reflexionar y mostrar caminos.
21. Disposición para enseñar: no es solo que sea una persona culta o que sepa expresar sus conocimientos de forma verbal. Un docente con calidad debe ir más allá, debe estar ligado a la vocación y al sentimiento, su disposición a la enseñanza es la que define su práctica. Se logran mejores resultados con pasión, placer al realizar la práctica y compromiso.
A modo de conclusión, nuestra profesión docente es un gran compromiso social, no es fácil, en especial si te propones cumplir con cada uno de los aspectos que aquí se mencionan. Es preciso que edifiquemos en primera instancia nuestro futuro, pensando siempre que inspiramos a otros para que edifiquen el suyo. Un buen docente, educa, descubre, investiga, se sorprende, reconoce y sabe convivir. Pensemos en ser recordados por la pasión que transmitimos, las estrategias que aplicamos, la vocación que impartimos y el extraordinario profesional que podemos ser despertando en nuestros estudiantes y compañeros, cariño, respeto y admiración, convirtiéndonos en un docente con calidad, lo que nos llevaría a la calidad educativa.
Bibliografía
Gracia, D. La vocación Docente, Universidad Complutense de Madrid.
Diccionario de la Real Academia española: lema.rae.es
Fuentes, T. La Vocación Docente: Una experiencia vital. Ars Brevis 2001
Larrosa Martínez, Faustino (2010). Vocación docente versus profesión docente en las organizaciones educativas. REIFOP, 13 (4). (Enlace web: www.aufop.com)
Diccionario de la Real Academia española: lema.rae.es
Fuentes, T. La Vocación Docente: Una experiencia vital. Ars Brevis 2001
Larrosa Martínez, Faustino (2010). Vocación docente versus profesión docente en las organizaciones educativas. REIFOP, 13 (4). (Enlace web: www.aufop.com)
Tomado de Compartir palabra Maestra.
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