Los niños ya no nacen con un pan debajo del brazo, eso es pasado. Ahora los niños nacen con un smartphone en una mano y una tablet en la otra, por no decir que además llevan un smartwatch en la muñeca y algunas de sus pasiones son aprender a programar aplicaciones, videojuegos y hasta robots.
Es por esto que ahora no se concibe la enseñanza sin tecnología. "Es el fin de las clases magistrales, se inventaron en el siglo XVIII y es hora de actualizarse o morir", asegura a EL MUNDO Marcos Garasa, que después 12 años trabajando en la docencia se ha convertido en el director pedagógico de InnovaSchool, una empresa que se dedica, junto con WeLearning, a facilitar innovación educativa en las aulas, implantando nuevas metodologías de enseñanza apoyadas siempre en la tecnología.
Este año InnovaSchool ha estado involucrada en la transformación de 17 colegios públicos en un proyecto nacional en colaboración con Samsung y el Ministerio de Educación, en el que han integrado dispositivos electrónicos en las clases, sobre todo tablets, pero también han trabajado con los 6 colegios dentro del grupo nace.En total, han ayudado a renovarse a más de 30 colegios públicos, privados y concertados, además de la Universidad Francisco de Vitoria. Así, demuestran una necesidad de evolución en los centros educativos, ya que "el proceso cognitivo de los alumnos es más activo" y por ello necesita otro tipo de enseñanza.
"Las clases magistrales no perdonan el error y matan la creatividad", asegura Garasa, que incentiva a todos los profesores a dar "un salto de fe" hacia la tecnología, ya que "las clases activas fomentan la inteligencia emocional de los alumnos, mejorando su proactividad y su asertividad". La idea es que, ya que la tecnología ha nacido para hacernos la vida más fácil, también lo haga en las aulas, ya que la evolución tecnológica nos ha dejado un software muy fácil de usar. Así, el alumno puede consultar el temario desde casa e invertir el tiempo en la clase en trabajos más productivos que acelerarán su aprendizaje. Es el método Flip Classroom (clase al revés).
"Si el profesorado domina la tecnología podrá invertir todo el tiempo que utilizaba en leer el libro de texto en clase en cosas más útiles para el alumno, como resolver dudas o crear ejercicios y trabajos en grupo", explica Garasa. Se trata de pasar de un alumnado pasivo a un alumnado activo. "Cuando el profesor entiende el potencial de la tecnología el nivel de sus clases se dispara porque tiene tiempo de trabajar con los chavales. Se convierte en un guía y deja que los alumnos tomen el control de su aprendizaje, llegando a sorprender a muchos profesores".
Aprender con electrónica
Las posibilidades que ofrece una tablet en un aula son infinitas desde que un profesor domina las aplicaciones educativas. La gamificación, el método que aplica la psicología del juego a la educación, es un plus de motivación para los alumnos y, cuando el profesor aprende a diseñar experiencias, su trabajo dejará de ser pasivo (diseñar la charla del día siguiente) y se convertirá en activo, ya que ahora diseñará juegos de aprendizaje interactivo para el aula.
¿Cómo? Con aplicaciones como Class Dojo, que mejorará capacidades como la concentración y la curiosidad y mantendrá al corriente a los padres, Quizlet, que ofrece herramientas y juegos para estudiar o TinyTap, que permite jugar y crear aplicaciones de aprendizaje. Y, si esto te parece poco, Google ofrece una serie de aplicaciones para la educación.
Uno de los centros que apuesta por este tipo de enseñanza es la Institución Educativa SEK, que ofrece a sus alumnos "los más avanzados medios tecnológicos para facilitar su aprendizaje en todas las etapas", según asegura Jesús Torres, director de tecnología y comunicaciones. En el SEK apuestan por proyectos como BYOD (bring your own device - trae tu propio dispositivo), que"hacen posible un modelo de educación conectada que, gracias a herramientas como Blackboard, favorece el desarrollo del aprendizaje dentro y fuera del propio centro escolar.
Además, los estudiantes de los centros del SEK tienen también a su alcance otros muchos recursos tecnológicos, como iPads para los alumnos de bachillerato, robótica, pizarras digitales o programación.
Un robot que enseña robótica
Que no te engañe la apariencia infantil de NAO, este humanoide es un robot profesor. Daniel Bayón, el CEO de Juguetrónica, asegura que NAO es "la mejor plataforma robótica para el ámbito educativo", y no sólo para enseñar programación o robótica, ya que puede ser programado para que imparta clases de cualquier materia.
El humanoide tiene un intuitivo software de programación llamado Choreographeque permite que cada alumno pruebe sus programas en un simulador de un robot virtual que puede ver en su ordenador, para que sólo ejecute en el NAO real los resultados ya probados, algo muy empleado en el desarrollo de robots profesionales. Así, varios alumnos pueden trabajar simultáneamente en distintos proyectos en el aula y ver los resultados sin necesidad de tener más de un humanoide NAO.
Tomado de: El Mundo
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