miércoles, 2 de diciembre de 2015

El docente emocionalmente competente es aquel que…

El artículo de hoy es muy especial para mí y espero que también lo sea para ti porque aborda un tema incómodo para cualquier docente. Me estoy refiriendo a las competencias emocionales que como docente debes adquirir para desarrollar de manera efectiva tu labor en las aulas.
En Justifica tu respuesta he escrito no pocos artículos sobre competencias emocionales, pero casi la totalidad estaban dirigidos a tus alumnos. De ahí que esta entrada quiera centrarse en las competencias emocionales docentes.
¿Te consideras un docente emocionalmente competente? ¿Quieres conocer qué necesita un docente para ser emocionalmente competente? Si es así, te felicito por tu valentía y tu honestidad. Espero que la lectura de este artículo cumpla con tus expectativas. Sin más demora zarpamos…
Docente
Imagen extraída de Shutterstock

Principio de acción docente. ¿Qué hace a un docente ser emocionalmente competente?

El artículo de hoy no hubiera sido posible sin la lectura de un libro excepcional. Se trata del manual para docentes elaborado por Joan Vaello y que se titula El profesor emocionalmente competente. Para mí se ha convertido en uno de mis libros de cabecera al que suelo acudir cuando me enfrento ante algún tipo de adversidad en el aula.
Pues bien, el libro de Joan Vaello plantea un decálogo o, lo que es lo mismo, diez actuaciones basadas en lo que él denomina principio de actuación. Pero,
¿qué es y para qué sirve el principio de actuación?
El principio de actuación que propone Vaello parte de una serie de pautas o estrategias que puedes revisar fácilmente en el caso de que te encuentres con algún tipo de adversidad o contratiempo en el aula.
El principio de actuación tiene como finalidad lo que se podría denominar la enseñanza preventiva, es decir, evitar el abuso de improvisación y falta de planificación para afrontar con las mejores garantías una sesión lectiva en el aula con tus alumnos.
Así, el principio de actuación te permite verificar constantemente si hay alguna estrategia que lleves a cabo en el aula de forma equivocada.

¿Qué necesitas para ser un docente emocionalmente competente?

1. Autogestión respaldada. Se trata de aprender a resolver las dificultades por uno mismo cuando te enfrentas a un grupo clase. El docente debe ser el primero en ser capaz de solucionar una adversidad, pero teniendo en cuenta que siempre puede contar con el respaldo  de sus compañeros.
2. Economía de gestión. Hay que partir siempre de la siguiente premisa:
Lo complicado no funciona
Y tras esta premisa debe formularse la siguiente pregunta:
¿No hay nada más sencillo?
Es muy importante al hablar de economía desde un punto de vista educativo estos tres aspectos:
  • Economía de las personas. Cuantas menos personas implicadas en un proceso, mejor.
  • Economía de burocracia. Cuantos menos papeles, mejor.
  • Economía de tiempo. Se trata de buscar la simplicidad sobre la perfección.
3.  Eficacia. Consiste en aplicar estrategias que persigan dos objetivos fundamentales:
  • Evitar conflictos.
  • Solucionar conflictos.
Cualquier proceso que no se centre en evitar y solucionar debe suprimirse. ¿Qué significa esto? Aquí tienes la respuesta:
No repitas una y otra vez aquello que sabes que no funciona
Si te interesa ser más eficaz y productivo no te pierdas la lectura del artículo sobre la famosa Ley de Parkinson. ¡Te va a encantar! Aquí te dejo el enlace.
4. Implicación calculada. Como docente, debes hacer todo lo que esté en tu mano para resolver cualquier adversidad que surja, pero es aún más importante no permitir que te afecte de una manera destructiva desde un punto de vista emocional. Por tanto, un docente emocionalmente competente es aquel que tiene un equilibrio entre:
  • Compromiso
  • Distancia emocional
  • Autoprotección
Joan Vaello desarrolla en su libro cada uno de estos tres apartados de una manera  brillante y efectiva.
5. Ocasiones. El docente emocionalmente competente es aquel que es capaz de entender las situaciones y los problemas que se derivan de dichas situaciones como una oportunidad de aprender.
Las ocasiones permiten desarrollar de manera efectiva las competencias socioemocionales que son las que permiten la resolución de conflictos en el aula de manera satisfactoria. Porque la resolución de conflictos:
  • Ayuda a eliminar la agresividad, el resentimiento y la negatividad.
  • Permite ser más creativos a la hora de afrontar nuevos conficitos.
  • Aprovecha la resolución de un conflicto no sólo para aprender, sino para enseñar al alumno a corregir y mejorar sus competencias emocionales.
6. Unificación de criterios. Joan Vaello insiste en que en la actualidad se ha convertido en un lujo actuar en solitario para resolver determinados procesos.
La solución pasa por la unificación de criterios. Hay una cita del libro de Joan que me gusta mucho y que resume a la perfección la idea de este apartado:
Si es necesario, ha de ser posible
7. Firmeza calmada. No hay mejor forma de resolver un conflicto que desde la calma, es decir, no hay mejor actuación que una actuación que parte desde la asertividad, manteniendo el respeto y evitando a toda costa las emociones tóxicas.
Para superar con éxito este tipo de contextos hay que centrarse en:
  • El antes: preparacción con antelación.
  • El después: ralentización de las respuestas.
8. Poder. Joan Vaello define el poder como:
la capacidad de influencia interpersonal
Y para optar a tener ese poder en el aula podemos recurrir a las siguientes fuentes:
  • Empatía. (La más importante y efectiva).
  • Capacidad de repartir recompensas y castigos.
  • Adquisición de responsabilidad y prestigio.
  • Capacidad de intimidación. (Debe evitarse en la medida de lo posible).
  • Carisma provocado por la atracción profesional.
  • Legitimidad como la que otorga un cargo directivo.
  • Alianzas o suma de fuerza en aras de un objetivo común.
Este apartado sobre el poder es sumamente interesante y Joan lo desarrolla de una forma más amplia. Pero si he de elegir una frase que resume este punto sería la siguiente:
Cuanto más poder tienes, menos necesidad tienes de utilizarlo
9. Proactividad. La proactividad no es más que la capacidad de afrontar los problemas enfocándolos hacia el futuro y no hacia el pasado. La premisa de un docente productivo debe ser la siguiente:
¿Qué debo hacer para que no vuelva a ocurrir en el futuro?
10. Principio de consecuencia. También denominado principio de las tres vías tiene que ver con las conductas y actitudes que se derivan de una consecuencia. ¿Qué significa esto? Que el alumno debe aprender a establecer una asociación entre actos y consecuencias.
La capacidad para manejar las consecuencias parte de la responsabilidad, que a su vez presenta una doble vertiente:
  • Responsabilidad reactiva: Aceptar con naturalidad la consecuencia de un acto.
  • Responsabilidad proactiva: Prever consecuencia posibles de actos futuros.
También es importante incidir en las tres posibilidades que tiene un docente de corregir a un alumno:
  • Impunidad. El alumno sigue haciendo lo mismo y no ocurre nada (Debe evitarse).
  • Responsabilidad inhibitoria. Hacer asumir consecuencias a una mala conducta (No genera alternativas. Es un mal menor).
  • Responsabilidad creadora. El alumno cambia y se derivan consecuencias positivas de dicho cambio.

Docente emocionalmente competente. A modo de conclusión.

Ahora ya sabes cuáles son para Joan Vaello algunas de las actuaciones que te llevarán a ser un docente emocionalmente competente. Digo algunas porque junto con las diez que he enumerado en este artículo, existen otra serie de actuaciones que vienen a complementar las mencionadas en este artículos. Es lo que Joan denomina competencias complementarias como , por ejemplo, el optimismo o el nivel de satisfacción.
Ojalá que este artículo te haya servido para reflexionar sobre tu práctica docente. Ojalá que este artículo te ayude a ser un docente emocionalmente competente y vivir tu profesión con plenitud. Este es mi deseo y también mi gran reto profesional. ¿Te apuntas? ¡Cuento contigo!
Fuente del artículo: El profesor emocionalmente competente, de Joan Vaello.

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