La escuela del futuro estará en la nube o no estará
“¿Cuál será el futuro del aprendizaje?”. Con esta frase arranca esta estupenda charla TED de Sugata Mitra, en la que describe su proyecto de crear la escuela del futuro en la nube. El video está en inglés, pero la magia de youtube nos permite subtitularlo en todos los idiomas. Y si no, siempre podemos hacer como […]
“¿Cuál será el futuro del aprendizaje?”. Con esta frase arranca esta estupenda charla TED de Sugata Mitra, en la que describe su proyecto de crear la escuela del futuro en la nube. El video está en inglés, pero la magia de youtube nos permite subtitularlo en todos los idiomas. Y si no, siempre podemos hacer como los niños y niñas de sus experimentos: habrá que “enseñarnos” inglés.
En los 20 minutos que dura la charla, el Dr. Mitra nos ofrece sus claves sobre la obsolescencia de los sistemas educativos y propone una disruptiva solución: prescindir de ellos. No los necesitamos. Para demostrarlo basta con ver cómo funciona su experimento: dejar un ordenador conectado a Internet en manos de menores sin una formación ni guía previa, incluso en otro idioma. En pocas horas aprenden a manejarlo, y por supuesto, acaban jugando con él y adquieren otras competencias transversales.
Pero lo que me hace más fan de este proyecto cada vez que lo veo, es la naturalidad con la que aparecen grandes valores humanos en su interacción: la colaboración y la cooperación, la sociabilidad, la curiosidad, el pensamiento crítico, el apoyo al más débil para lograr el bien común, la búsqueda de respuestas, la comunicación.
Y encima divirtiéndose. ¿Quién podría pedir más a una escuela del futuro, universidad del futuro, empresa del futuro, etc. etc.?
A lo mejor la solución es tan sencilla pero tan compleja como volver a enfrentarnos al aprendizaje con la curiosidad, ignorancia e inocencia de los niños. Pero contando con nueva herramienta poderosa de nuestro tiempo: Internet. La nube que otorga el súper poder de la interconexión, que rompe las barreras de cualquier tipo que se empeñan en construir los humanos. Siempre y cuando se rompa la barrera de poder acceder a ella en libertad y desde la escuela, ya sea escuela del presente o escuela del futuro.
Dejar el acceso a Internet en manos de estas criaturas bajitas no es ni más ni menos peligroso que dejarlos solos en cualquier calle céntrica de una gran ciudad del mundo actual. En algún momento, hay que capacitarles para poder afrontarlo con seguridad. La sobreprotección tampoco va a ser la panacea. Por eso, la guía, la mentorización, el acompañamiento y al fin y al cabo, la participación colaborativa con ellos en el descubrimiento del futuro son imprescindibles.
Otra herramienta, que también aparece en este proyecto, para para llevar cabo el diseño de la escuela del futuro, es el rediseño de los espacios de aprendizaje. en esta línea han aparecido estupendas iniciativas en los últimos años. En todas ellas se persigue la tendencia de encontrar la receta para diseñar cómo debería ser un aula del presente. Para poder dotar a los alumnos de competencias y capacidades que les sean útiles en el futuro.
No queda claro que esto haya de producirse en un aula. Pero si así fuera, un ejemplo interesante podría ser el “Aula del Futuro” propuesta por EducaLab dentro del proyecto “Future Classroom Lab” del consorcio European Schoolnet que reúne a los Ministerios de Educación europeos. Este espacio de aprendizaje se compone de varios “rincones” donde compartir, investigar, crear y desarrollar
materiales y experiencias de aprendizaje. La tecnología proporciona las herramientas para la innovación meteorológica que aproveche un espacio así, convirtiendo el aula en un espacio hiperconectado. De nuevo, el futuro del aprendizaje se orienta hacia la nube y hacia compartir conocimiento.
El coste de la tecnología, y de la reconversión arquitectónica para crear un espacio así, pueden ser una barrera para llevar a cabo este rediseño del aprendizaje en cualquier institución. Y también, una gran excusa.
Es innegable que estos recursos son caros y no están al alcance de todos los presupuestos, públicos o privados. Pero para el diseño para el futuro hacen falta otros recursos, que no por menos caros resultan más abundantes ni sencillos de aplicar. Por ejemplo, la imaginación. Como dice su autor en el blog de “Cocinando clases”, si no puedes tirar las paredes, aprovéchalas. Y con un poco de tecnología al alcance de cualquier smartphone, (algo que es más probable que tener electricidad o agua corriente), podéis “aumentarla” y amplificar su realidad con varios planos de realidad virtual, para convertirla en un espacio de aprendizaje disyuntivo.
Y podrás conectar estas paredes tradicionales a la nube. De nuevo, la interconexión para compartir. Funcione mejor o igual, algo que al menos generará es curiosidad y diversión, que también son recursos escasos.
En estas “aulas rediseñadas”, o en cualquier espacio donde puedan reunirse personas de cualquier edad y condición, y, opcionalmente, con una conexión a Internet, podemos generar experiencias de aprendizaje. En su proyecto de llevar la escuela a la nube, el profesor Mitra nos propone generar espacios de aprendizaje auto-organizados (las claves de su proyecto SOLE, por las siglas de estos términos en inglés) en cualquier lugar: en casa, en la escuela, en la universidad, en un centro de barrio. Y la forma de hacerlo en a través de sólo tres “recursos”: un facilitador o mediador, una conexión a Internet y una Gran Pregunta. Incluso nos ofrece un kit para comenzar, que ya está traducido a muchos idiomas, por si no nos atrevemos a “auto-enseñarnos” otro.
Ahora sólo queda una cosa, para poder ayudar a crear un laboratorio de aprendizaje para todos los niños y niñas del mundo, estén donde estén conectados: ¿por qué “gran pregunta” vas a comenzar?
FUENTE: ENTRE PARENTESIS
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