Proactivivad. ¡Cuanto me gusta este término! ¡Cuánta información proporciona acerca de las personas! Tengo el pleno convencimiento de que el artículo de hoy te va a encantar. Y te va a encantar porque en él te enseñaré un ejemplo relacionado con el ámbito docente en el que verás con claridad qué diferencia existe entre un docente reactivo y un docente proactivo.
¿Quieres saber cómo se diferencia un docente reactivo de un docente proactivo? Si es así, te invito a que me acompañes en la lectura del artículo que te aseguro no tiene desperdicio. Zarpamos…
Proactividad vs. reactividad.
La idea de este artículo nace de la lectura de un libro que, si bien no guarda ninguna relación con el ámbito educativo, sí aporta mucho en lo relativo a cómo nos relacionamos. El libro en concreto se titulaVender Es Humano. La Sorprendente Verdad Sobre Cómo Convencer A Los Demás (Sin colección) y su autor es Daniel H. Pink, uno de los autores que más me han cautivado de un tiempo a esta parte.
Pues bien, Daniel H. Pink en uno de sus capítulos hace referencia de una manera indirecta al concepto de proactividad, es decir, al tipo de diálogo que una persona establece con otra cuando esta le propone algo.
Aquí te dejo una charla TED de Daniel H. Pink que ya ha superado los 15 millones de visualizaciones. Te aseguro que no tiene desperdicio.
Charla TED de Daniel H. Pink
Este capítulo me dio la idea sobre cómo muchas conversaciones se basan más en la reactividad que en la proactividad. Y lo peor de todo es que en la mayoría de ocasiones no nos damos ni cuenta.
¿Qué diferencia existe entre un docente reactivo y un docente proactivo?
Fíjate en esas dos sencillas definiciones:
- El docente reactivo es aquel que usa el presente para hablar del pasado.
- El docente proactivo es aquel que usa el presente para transformar el futuro. [TUITÉALO]
Como ves, la diferencia entre un tipo de docente y otro es enorme. Porque mientras el docente reactivo se centra en el pasado que ya no se puede cambiar, el proactivo se decide a mirar hacia el futuro desde la acción y la determinación.
Del “PERO” a la “Y”. Un ejemplo de reactividad y proactividad.
Diálogo reactivo.
El ejemplo que voy a escribir a continuación recrea un diálogo ficticio entre dos docentes. Pongamos que uno se llama Miguel (proactivo) y el otro se llama Juan (reactivo).
Ejemplo de diálogo reactivo con el SÍ, PERO…
Miguel: Juan, quiero proponerte algo que creo que te puede gustar.
Juan: Sí, pero rápido que no tengo mucho tiempo.
Miguel: Quería proponerte un proyecto conjunto entre tu especialidad y la mía.
Juan: Sí, pero no sé si tendré tiempo para este proyecto que me comentas.
Miguel: Había pensado en llevar a cabo este proyecto con los alumnos del grupo que ambos compartimos.
Juan: Sí, pero es que es el grupo más conflictivo que tengo.
Miguel: Precisamente por eso, creo que vendría bien probar algo nuevo.
Juan: Sí, pero faltan unos meses para que acabe el curso y no sé si podríamos llegar a materializar el proyecto (Juan no tiene ni idea del proyecto que quiere proponerle Miguel).
Creo que este diálogo explica a la perfección cómo una simple conjunción -pero- es capaz de intoxicar por completo el diálogo entre dos personas, entre dos compañeros. En mi diálogo estas personas son docentes, pero seguro que se te ocurren muchos otros ejemplos relacionados con la vida cotidiana.
Pues bien, lo que propone Daniel H. Pink en su libro es simplemente cambiar el PERO por una Y. Te aseguro que el resultado es increíble. Veamos en qué consiste un diálogo proactivo.
Diálogo proactivo.
Para este diálogo mantendré a los mismos personajes y las mismas frases de Miguel. Lo único que cambiará será la palabra que viene a continuación de los síes de Juan.
Ejemplo de diálogo reactivo con el SÍ, Y…
Miguel: Juan, quiero proponerte algo que creo que te puede gustar.
Juan: Sí, y estaré encantado de escucharte con atención. Dime.
Miguel: Quería proponerte un proyecto conjunto entre tu especialidad y la mía.
Juan: Sí, y seguro que conociéndote y las ganas que le pones será más que interesante. Cuenta, cuenta.
Miguel: Había pensado llevar a cabo este proyecto con los alumnos del grupo que ambos compartimos.
Juan: Sí, y reconozco que al ser un grupo con una conflictividad manifiesta cualquier iniciativa que sirva para mejorar el grupo es bienvenida. Sigue.
Miguel: Precisamente por eso, creo que vendría bien probar algo nuevo.
Juan: Sí, y cuanto antes nos pongamos manos a la obra más rápido podremos llevarlo a la práctica este mismo curso. (Juan sigue no teniendo ni idea del proyecto, pero su proactividad le incita a darle una oporunidad a Juan).
Como ves, el contenido del diálogo ente Miguel y Juan es el mismo, pero habrás notado una diferencia enorme en la predisposición de Juan.
Pues bien, la actitud de Miguel a la hora de proponer y la actitud de Juan a la hora de estar receptivo ante la propuesta de Miguel es un claro ejemplo de lo que yo denomino proactividad docente.
Proactividad docente. A modo de conclusión.
Leer a los mejores nos hace mejores. Y no sólo mejores, sino que nos permite darnos cuenta de que en muchas ocasiones intoxicamos conversaciones que podrían suponer un pequeño cambio, una pequeña transformación. Un pequeño cambio que en apariencia no hace nada, pero que sumado a muchos pequeños cambios es lo que transforma la sociedad. Es el gran valor de las sinergias.
Daniel H. Pink en su libro Vender Es Humano. La Sorprendente Verdad Sobre Cómo Convencer A Los Demás (Sin colección) me ha enseñado no sólo qué tipo de docente quiero ser, sino con qué tipo de compañeros quiero rodearme.
Ojalá que mañana, mientras caminas por el pasillo de tu centro escolar, te encuentres a un compañero que te permita responder con un Sí, y...
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Por una escuela y un profesorado proactivo
- Otro libro interesantísimo de Daniel H. Pink y que te puede interesar: La sorprendente verdad sobre qué nos motiva
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