"La confianza, como el arte, nunca proviene de tener todas las respuestas, sino de estar abierto a todas las preguntas." Earl Gray Stevens
Uno de los grandes problemas de la educación actual es la pérdida de confianza a todos los niveles. Es evidente que la educación está sufriendo un grave conflicto de identidad fruto del momento de cambio global en el que vivimos. La incapacidad de la institución escolar y de los sistemas educativos de adaptarse a las exigencias, demandas y necesidades de la sociedad de la información, ha provocado una gran pérdida de confianza en su función como garante, junto con la familia, de la educación de las nuevas generaciones. Y eso es muy grave, ya que sin confianza no se puede educar.
El funcionamiento de la educación actual parece estar inspirado en esta frase de Groucho Marx: "Estos son mis principios, sino le gustan tengo otros". El mundo de la educación parece estar volviéndose loco. Con tantas reformas, con tantas indecisiones a la hora de establecer la metodología que mejor dé respuesta a las necesidades de aprendizaje de los alumnos... el sistema educativo vigente parece el camarote de la famosa película de los Hermanos Marx.
Todo esto ha tenido como resultado la pérdida de confianza. Si llevamos esta situación al extremo en unejercicio voluntario y pretendido de simplificación, podemos decir que la sociedad no confía que la escuela prepare adecuadamente a las nuevas generaciones, que la escuela no confía en la administración, que los docentes no confían en los alumnos, que los alumnos no confían en los docentes, que los docentes no confían en ellos mismos, que los alumnos han perdido la confianza en sus posibilidades, que las familias no confían en la escuela, que los docentes desconfían de las familias: ¡Nadie confía en nadie cuando se trata de educación!
Hay que recuperar la confianza cuanto antes. Cuando alguien está inmerso en un proceso de aprendizaje se siente vulnerable, ya que es consciente de que tiene debilidades que deben ser fortalecidas para poder desarrollarse como persona, y esa vulnerabilidad solo se supera con confianza.
La función de la educación formal es preparar a las personas para tener una vida plena y autónoma, es decir, dotarlas de los conocimientos, las destrezas, las competencias y las habilidades necesarios para que puedan afrontar con garantías de éxito un futuro incierto. Para ello es necesario recuperar la confianza en las propiascapacidades (tanto las de los docentes como las de los alumnos), en las de los demás y en las de la sociedad en general, así podremos construir un mundo en el que la tolerancia, el respeto a la diversidad y la equidad estén siempre presentes. Así la educación podrá dar respuestas efectivas a este mundo global y cambiante.
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La confianza entre docente y alumnos es fundamental. |
Tomado del blog de Savaroj
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